Herreros reclama los galones
El Madrid evita su tercera derrota consecutiva
Con una actuación estelar en el momento cumbre del partido, Alberto Herreros reclamó una vez más el liderato absoluto del Real Madrid. Ése que desde su fichaje se le supone y siempre se le otorga en los papeles y en las previsiones. Ése que en teoría está muy claro pero que luego en la práctica no lo es tanto. Un mando en plaza que no tuvo en la época de Obradovic y Bodiroga, que de alguna forma se le escapó en el final de la temporada pasada y que no había asomado todavía en el comienzo de la actual. Esos galones que ostenta con claridad meridiana en la selección y que le han catapultado definitivamente al estrellato europeo en las últimas dos contiendas internacionales (Mundial 98 y Europeo 99, campeonatos ambos en los que el jugador español acabó como máximo encestador). Con toda seguridad, en la plantilla del Real Madrid no existe debate alguno sobre este asunto. Empezando por el entrenador y siguiendo por todos los componentes de la plantilla, cualquier dedo apunta hacia Herreros. Pero esto no asegura el cumplimiento práctico de las consecuencias que trae consigo. Ayer, hasta que el partido no se puso en zona de definición, Herreros pareció incómodo, acuciado por el marcaje de Johnson y sin que la mecánica ofensiva de su equipo y su propio acierto le diesen la necesaria presencia y continuidad en el juego.Dado que el otro Alberto [Angulo] estaba espeso, el Madrid se tuvo que encomendar al trabajo de sus hombres altos. Éstos se fajaron como pudieron, pero ninguno de los cuatro son hombres que marquen la diferencia. Esto está reservado a gente como Herreros. Mientras Scott, Struelens o Gnad llevaron la voz cantante, el Girona dominaba la situación. Cuando apareció Herreros en el ultimo cuarto del partido el panorama cambió radicalmente.
REAL MADRID 78 GIRONA 71
Real Madrid (38+40): Jennings (10), Herreros (27), Lucio Angulo (5), Struelens (9), Scott (10); Iturbe (5), Larsen (4), Alberto Angulo (2), Gnad (6) y Galilea. Casademont Girona (40+31): Laso (11), Johnson (8), Stewart (19), Kuisma (2), Middleton (18); Sánchez (5), Moraga (6), Vallmajo (2) y Espinosa.Árbitros: Amorós, Arteaga y Sánchez Montserrat. Sin eliminados. Cuarta jornada de la Liga ACB disputado en el Pabellón Deportivo del Real Madrid ante unos 4.000 espectadores.
Hasta la reclamación de Herreros, el partido fue del Casademont Girona, salvo en el habitual primer arreón madridista (14-6, minuto 5). Trifón Poch tiene en sus manos un conjunto más que apañado. Entre americanos veteranos, comunitarios animosos, el acertado fichaje de Pablo Laso y unos cuantos jóvenes que arriman el hombro con decisión, forman los gerundenses un colectivo que sabe lo que se trae entre manos. Las de Laso hacen correr el balón con sentido y Middleton y Steward forman una pareja de cuidado. Este último se convirtió en una pesadilla para todo aquel que intentó frenarlo, que fueron muchos (Struelens, Herreros, Larsen, Iturbe o Lucio Angulo). A cada uno le aplicó la receta conveniente para sacar provecho de su velocidad, envergadura o potencia de salto, aspectos de los que tiró con contundencia en el primer tiempo (16 puntos y 8 rebotes). Con su habitual intermitencia, Middelton iba sumando, mientras Laso dejaba muestras suficientes de su conocimiento en el arte del pase. Dominio ineficaz
El dominio gerundense era más de sensaciones que numérico (38-40 en el descanso), y así permaneció hasta que el Real Madrid se puso en una zona 2-3 (53-55, minuto 30), maniobra táctica que le dio excelentes beneficios y a la postre resultó un punto de inflexion en el encuentro.
El Girona se atrancó y los balones dejaron de llegar con claridad a Middleton y Steward, enredados en la maraña madridista. Viendo que la debilidad se adueñaba de los catalanes, Herreros debió sentir que había llegado su hora. Con la muñeca al rojo se alcanzó la jugada decisiva (69-69, a falta de un minuto), que no debería haber sido tal si Jennings no hubiese tirado por la borda su buena actuacion previa con dos errores cruciales: una falta al borde de la posesión del Girona y un mal pase que acabó con sus huesos en el banquillo a menos de dos minutos para el final.
El Madrid supo mover la pelota con paciencia hasta que Alberto Herreros encontró su mejor posición. Desde el borde de la botella clavó un triple con 35 segundos por jugar que noqueó definitivamente al Girona.
Toda construcción de un equipo se debe realizar sobre el mayor número posible de conceptos indiscutibles. La del Madrid, sujeta todavía a muchos ajustes, no debe admitir dudas en cuanto a su liderazgo. Éste ya tiene nombre y apellidos. Y un líder debe serlo cuarenta minutos por partido. Nadie, ni el propio Herreros, debería olvidarlo.
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