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FÚTBOL Primera División

Las excusas entierran el fútbol

Numancia y Athletic empatan un partido hueco

El partido fue pródigo en excusas para enmascarar un fútbol infame. Primero fue el viento, que otorgaba al balón una velocidad de vértigo; después la expulsión de Guerrero, que desequilibraba numéricamente la disputa. El mutis del capitán rojiblanco obligó a Luis Fernández a prescindir de su único valor ofensivo, Urzaiz, y enviar al equipo a la profundidad de la mina. Después, Goikoetxea, técnico del Numancia, retiró a Iván Rocha a sabiendas de la mala lectura que suele hacer de los partidos, y la tendencia del árbitro a equilibrar los números. El fútbol estaba unos metros fuera de la línea del campo. Dentro, sólo olía a sudor, nunca a fútbol.Tenía el Athletic la memoria fresca de cómo se juega en inferioridad númerica. El Madrid, una semana antes, le dictó dos clases básicas: juntar líneas y apoderarse del balón. Pero el Athletic sólo aprendió la primera. Su desprecio por esa cosa redonda imprescindible en el fútbol fue absoluto. La ausencia de Guerrero no sólo le hizo inferior en número, sino en inteligencia; la de Urzaiz, le dejó sin expectativas de gol.

NUMANCIA 1 ATHLETIC 1

Numancia: Núñez; Jaume, Muñiz, Iván Rocha (Belsué, m. 58), Octavio; Popescu, Nagore, Pacheta, Morán (Jorge Pérez, m. 71); Barbu y Ojeda (Morales, m. 45). Athletic: I. Etxeberria; Larrainzar, Alkorta, Ferreira, Larrazabal; Edu Alonso, Urrutia (Ezquerro, m.71), Guerrero, Javi González; J. Etxeberria (Sívori, m. 84) y Urzaiz (Felipe, m. 45).Goles. 1-0. M. 16. Pacheta aprovecha un despiste monumental de Larrainzar para batir a Etxeberria. 1-1. M. 26. Urzaiz, de cabeza. Árbitro: Bueno Grimal. Expulsó a Guerrero, por doble amonestación, en el minuto 44. Mostró tarjetas amarillas a Iván Rocha, Pacheta, Popescu y Larrazabal. 10.000 espectadores en Los Pajaritos.

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El Numancia es un colectivo en el que prevalece el ánimo y sólo encuentra algún amparo futbolístico en el zigzagueo de Babu o Morán, dos futbolistas atrevidos, pero menores. En 40 segundos le metió el miedo en el cuerpo el Athletic con una oportunidad de Etxeberria que falló de forma clamorosa. Necesitó un cuarto de hora para recuperarse del susto. El Athletic, buen samaritano, le asistió convenientemente.

Probablemente, el equipo bilbaíno sea uno de los que peor defienden. Desordenado, pierde el sitio con una facilidad asombrosa; cuando recula, se pega a su portero como una lapa y deja la maniobra para el rival. Una defensa de choque para un fùtbol que ya no existe. Ayer la obsesión del gigante Ojeda le costó un gol. Larrainzar, con ojos sólo para el delantero argentino (ya atendido por Alkorta), dejó que el centro cruzado llegara a los pies de Pacheta que marcó a placer. Los balones cruzados son una asignatura históricamente suspendida por el Athletic.

La obsesión del Numancia por Urzaiz estaba justificada. Su pugna con Rocha resultaba espectacular, incluso dolorosa para ambos. La primera vez que ganó el salto el delantero español, clavó el gol.

Entre ambas jugadas, sólo el viento tenía protagonismo, culpado injustamente de la desidia y el matrato que ambos equipos otorgaban al balón. El Athletic porque lo golpeaba con saña, buscando extrañamente el juego aéreo de Joseba Etxeberria (cosas que pasan) y el Numancia porque le faltaba tacto para cuidarlo como era menester.

Al Numancia, además, le falta gol. Ojeda, con sus 195 centímetros de altura, resultó más eficaz jugando con los pies. Pero no tiene gol. Se plantó ante Imanol Etxeberria y disparo fuerte y mal.

Después, el partido se adentró en el terreno de las excusas. Sin Guerrero en el campo (antes de la expulsión su constancia fue únicamente numérica), el Numancia se produjo con criterio, pero sin eficacia. Goikoetxea retiró a Ivan Rocha, aburrido sin Urzaiz, y dio entrada a Morales, un delantero que hace de la hiperactividad su principal argumento. En tres ocasiones topó el Numancia con Imanol Etxeberria, en acciones inmejorables de gol a las que respondió el portero con notable serenidad. El Numancia apelará a la excusa de que jugar contra diez reduce los espacios; el Athletic entonará el himno del sudor. Pero al primero le falta gol y al segundo, talento. Por eso no hubo fútbol, porque era un asunto tangencial en un partido plagado de contingencias

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