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Reportaje:

La fiesta del "buen rollito"

Cerca de 15.000 personas se citan en la Casa de Campo de Madrid en la 22 edición de las Fiestas del PCE

"Lo mejor de esta fiesta es el buen rollito que hay", dice Patricia, una chica de quince años que participa por primera vez en la fiesta del PCE, a la que ayer acudieron cerca de 15.000 personas. La misma fiesta, que ya tiene 22 años, es más vieja que Patricia y sus amigas, Lucía y Águeda, que están de acuerdo en lo del rollito: "No nos ha desilusionado", afirman. "Eso de pasar el día bebiendo y fumando canutos no está mal", añade Patricia.En el segundo día de la tradicional celebración del Partido Comunista de España, todo es jolgorio en la Casa de Campo. Sólo son las cinco de la tarde, pero ya comienza a sentirse en el ambiente un gran aroma festivo. Mientras Patricia y Lucía terminan un poema que han creado en las horas vacías, Irene, otra de sus amigas, se apresura a aclarar que el único motivo que la ha llevado a la Casa de Campo no es otro que la fiesta: "A mí lo de la política me da igual", reconoce. "Por la noche hay bastante gente pedo y algún desparrame, pero también hay gente que va de tranqui", añade Patricia.

Unos pasos más allá, Tere, Sonia, Begoña, Rafa, Micky José y Mito descansan atrincherados en sus tiendas de campaña. La del viernes fue una noche intensa y "el resacón" no se hizo esperar. Pero ellos están acostumbrados: es el tercer año de acudir a la Casa de Campo.

Casi todos fuman sin parar mientras apuran una botella de Coca-Cola. Tienen cara de cansancio, pero se confiesan encantados: "Venimos aquí por el cachondeo", reconocen. Y también aseguran que no les va mucho la política: "Somos un poco de izquierdas, pero no venimos para reivindicar ningún partido, aunque seguro que si ésta fuera una fiesta del PP no tendría tan buen rollo".

Para pasar las noches en el campamento los chicos sólo se aprovisionan de sacos de dormir, algunas velas y dinero para comprar comida y bebida. "Bueno, en realidad la tienda de campaña es secundaria, lo que se necesita es agarrar un buen moco", bromea José.

Al otro lado del recinto, algunas personas se dedican a dar paseos por las casetas de cada región o pasan el tiempo enredados en divertidas tertulias. Las familias se reúnen alrededor de las mesas y otros simplemente disfrutan con la música que sale de los altavoces.

"Esta es una fiesta de puertas abiertas, una gran celebración multicultural", afirma Carmen, una madrileña afiliada a Izquierda Unida. Elvira, de 81 años y Cristina, de 86, son auténticas veteranas: "Es un acontecimiento que no nos hemos perdido nunca". Para ellas, lo mejor es el ambiente "sano". "Nunca hemos oído de peleas", dice Elvira. Y añade Cristina: "Durante el día estamos los mayores y después del mitin llegan los jóvenes: ahí es cuando la cosa se pone mejor".

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