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El Gobierno ruso anuncia un cerco militar a Chechenia para prevenir nuevos atentados

Las esperanzas de hallar supervivientes entre los escombros a los que una bomba redujo en la madrugada del lunes un edificio de viviendas de Moscú se desvanecieron ayer. Completadas las tareas de rescate, se habían recuperado 118 cadáveres y 13 fragmentos de cuerpos. Sumados a los del atentado del miércoles, también en la capital, y al del día 4 en Daguestán, el número de víctimas de la última oleada terrorista se acerca a 300. El primer ministro, Vladímir Putin, defendió en el Parlamento el cerco militar de Chechenia. Horas después, aviones rusos bombardeaban esta república y acababan con la vida de diez personas.

El Ministerio del Interior checheno indicó ayer que cazas rusos bombardearon Grozny (capital de Chechenia) y, a consecuencia de ello, diez personas murieron y otras 20 resultaron heridas, informa France Presse. El Kremlin no ha confirmado esta operación, pero apunta a Chechenia como el origen de los atentados.Tras el atentado más mortífero de la historia de Rusia, los moscovitas seguían ayer bajo estado de choque, afanándose junto a las fuerzas de seguridad por prevenir nuevas acciones terroristas y viendo amenazas incluso donde no las hay. El ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, aseguró que sus tropas están preparadas para colaborar con la policía en el mantenimiento del orden. De confirmarse, sería la primera vez que hay patrullas conjuntas desde los acontecimientos de octubre de 1993, cuando el presidente Borís Yeltsin ordenó bombardear el Parlamento. "Es obvio", aseguró Putin a los diputados, "que en Daguestán y en Moscú los luchadores no son independientes, sino saboteadores internacionales bien entrenados". Putin declaró a la salida del Parlamento que, a pesar de todo, no ve necesidad alguna de decretar el estado de emergencia.

En los últimos días se ha señalado de forma insistente al millonario saudí Osama Bin Laden como la mano negra que movería la ofensiva islámica, tanto en el Cáucaso como en Moscú. Para protegerse, continuó Putin, Rusia necesita establecer un estricto cordón defensivo sobre Chechenia, república independiente en la práctica tras humillar al Ejército ruso en la guerra que terminó en agosto de 1996.

Las autoridades han asumido la pista chechena, que apunta a los comandantes guerrilleros (con Shamil Basáyev a la cabeza) que por dos veces han invadido Daguestán para implantar una república islámica. "En Chechenia", dijo Putin, "tenemos un territorio especializado en terrorismo, comercio de drogas, personas y armas, y en el uso del dinero del centro federal".

Ni las dos fotos ni el retrato robot de sospechosos que se han distribuido responden a individuos de rasgos caucásicos. Las dos últimas apuntan a asiáticos, que podrían proceder de Rusia o de alguna república exsoviética. Tampoco se ha informado de que los dos detenidos sean caucásicos.

En cualquier caso, el artículo publicado en el semanario Novaya Gazeta por uno de los más prestigiosos especialistas en la conflictiva región apunta a que Basáyev, que niega tener nada que ver con los atentados, formó comandos con mercenarios eslavos. De tener razón, habrá otras bombas en ciudades como San Petersburgo y Moscú.

El popular diario Moskovski Komsomolets, que bordea el amarillismo, sostiene que los servicios de seguridad no excluyen, además de la hipótesis chechena, la de que las explosiones hayan sido encargadas por políticos y financieros interesados en desestabilizar el país.

El periódico publicaba ayer una conversación grabada por un coronel (muerto luego en Daguestán) del Servicio Federal de Seguridad entre alguien cuya voz "se parece" a la del magnate Berezovski y otro cuya voz "se parece" a la Movladí Udúgov, el exviceprimer ministro checheno y aliado de Basáyev. El diario utiliza este diálogo para tratar de demostrar que el magnate financió, al menos en parte, la invasión de Daguestán. Y concluye: "¿Para qué necesitaría una guerra en Daguestán? Porque si cambia el régimen, él y sus socios irán a la cárcel. La Familia no tiene ningún modo legítimo de seguir en el poder".

Valga el ejemplo para ilustrar hasta qué punto la lucha política planea sobre las catástrofes. Los defensores (en clara minoría) de la teoría conspiratoria apuntan a que los atentados pueden suponer un golpe mortal a las aspiraciones presidenciales de Luzhkov, y pretenden buscar a los instigadores de la oleada terrorista entre quienes resulten beneficiados.

El alcalde moscovita es el principal enemigo de la corte de los milagros que rodea a Borís Yeltsin y que ve amenazado su futuro si el próximo líder del Kremlin no es uno de los suyos, dispuesto a garantizarles la inmunidad. El alcalde encabeza, además, la coalición de fuerzas de centro-izquierda que se presenta como favorita para las legislativas de diciembre.

Y no será fácil, dicen estos analistas, que los rusos voten a quien no ha sido capaz de impedir estos atentados salvajes, aunque él no tenga la culpa.

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