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Cádiz y Granada, con las espadas en alto

El crecimiento electoral experimentado por el Partido Andalucista ha ido parejo con el de las diferencias internas, aunque sin llegar, en ningún caso, a la crisis que sufrió esta formación tras las municipales de 1991. Cádiz y Granada son las provincias donde las divergencias se dan con mayor intensidad, que en el caso de la primera afectan al nombramiento de cargos institucionales. Las diferencias entre los alcaldes de Jerez y de San Fernando, Pedro Pacheco y Antonio Moreno, tienen aparcado el nombramiento del portavoz andalucista en la Diputación. Luis Silva, vicepresidente provincial en virtud del pacto con el PSOE, ocupa la portavocía "transitoriamente", después de que los cuatros diputados andalucistas de San Fernando y Algeciras rechazaran la propuesta del comité provincial para designar a Rosa Bautista, persona de confianza de Pacheco. Tanto Moreno como el alcalde de Algeciras, Patricio González, apostaban por cerrar un acuerdo de gobierno en la Diputación con el PP, frente a las tesis ganadoras de Pacheco de pactar con Rafael Román (PSOE). Las diferencias son tales que el alcalde algecireño ha cerrado un pacto de gobierno municipal con el PP sin que sea refrendado por ningún órgano del partido. De fondo, la asamblea provincial fijada para principios de noviembre, en la que Ricardo Chamoro, secretario provincial y adscrito al sector pachequista, tendrá que presentar su informe de gestión y someterlo a la consideración de las bases. En estos momentos, las dos corrientes se atribuyen la mayoría provincial, que históricamente ha correspondido a Pacheco, aunque ahora con el eje San Fernando-Algeciras puede quedar en entredicho. En Granada, la elección de Jesús Valenzuela como concejal ha recrudecido la división entre los dos sectores del partido que ya se habían enfrentado en el anterior congreso provincial. Valenzuela, que apostó por el pacto tripartito con el PSOE en el Ayuntamiento, pertenece a una rama del PA joven y dispuesta a no incurrir en todos los errores cometidos en los casi 20 años en que el PA ha permanecido ausente en la política granadina. Por contra, el secretario provincial, Pablo Serrano, pertenece al sector que en los últimos tiempos ha hecho y deshecho a su antojo, aprovechando la abulia de la militancia. Su mayor valedor es Juan Carlos Benavides, que perdió la alcaldía de Almuñécar, un feudo indiscutible de los nacionalistas, a causa de un pacto entre PSOE y PP. Benavides, que mantiene una magnífica relación con Antonio Ortega, trató por todos los medios que su partido rechazara formar parte del gobierno de Granada con el PSOE e IU, si los socialistas no le devolvían antes la alcaldía. Valenzuela, que ha contado con el apoyo del secretario local, José Vela, se negó a que la dirección provincial del PA utilizara su acta de concejal, y su futuro en el gobierno de Granada, para lograr que Benavides recuperara la alcaldía de Almuñécar. Este tira y afloja produjo una grave crisis en el PA de Granada que se solventará en un próximo congreso. Fuentes del partido aseguran que Benavides no da por perdida la batalla y que va a hacer lo posible para que el PP rompa con los socialista en Almuñécar y lo restituya como alcalde. Para ello empleará cualquier estrategia, incluida encabezar un frente en contra del sector que encabeza Pedro Pacheco y con el que simpatizan Valenzuela y los suyos.

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