Aznar anuncia su disposición a reanudar "de inmediato" los contactos con ETA
José María Aznar anunció ayer la disposición de su Gobierno a restablecer "de inmediato" los contactos con ETA, pese a que la banda terrorista decidió suspenderlos este verano. El presidente insistió, en una inusual comparecencia tras la reunión del Consejo de Ministros, en que si estas conversaciones no se restablecen será porque "ETA no quiere". En vísperas de la nueva declaración del Pacto de Lizarra y en un ambiente claramente preelectoral, tanto por los comicios catalanes como por la proximidad de las elecciones generales, Aznar arremetió contra los firmantes de este acuerdo, que sirvió de plataforma política a la declaración de tregua de ETA, el 16 de septiembre de 1998. Les acusó de "trasladar sus problemas a la sociedad vasca" y de ser "el vehículo" que la banda "utiliza para condicionar la vida en el País Vasco".
El presidente del Gobierno compareció ayer por sorpresa ante los medios de comunicación, tras la sesión del Consejo de Ministros, para anunciar que en los Presupuestos del año 2000 las pensiones más bajas subirán por encima del IPC, tal y como le vienen demandando diferentes sectores sociales y políticos, y para brindar a ETA la posibilidad de reanudar "de inmediato" los contactos que ya se habían establecido con La Moncloa. Fue una cita inhabitual. De hecho, es sólo la cuarta vez en toda la legislatura que Aznar se presenta en rueda de prensa tras una reunión del Gobierno. No lo hacía desde el regreso de sus vacaciones de verano en 1997. Sistemáticamente, estas comparecencias las protagoniza el portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, que ayer se limitó a seguir la sesión desde la primera fila de la sala de prensa del palacio presidencial.
Aznar se presentó relajado y sonriente, en un inicio de curso político marcado por la intensa precampaña electoral catalana, en la que el socialista Pasqual Maragall aparece en las encuestas pisándole los talones a Jordi Pujol, y a muy pocos meses ya de las elecciones legislativas, cuya celebración situó ayer el presidente después de las próximas Navidades y antes de la Semana Santa del año 2000.
El jefe del Ejecutivo y líder del PP justificó esta inusual comparecencia en la conveniencia de explicar, en la recta final de legislatura, su acción de Gobierno, tanto en lo que ha hecho como en lo que le resta. Aludió a que su gestión se había centrado en aprovechar el momento histórico de la incorporación de España a la Unión Monetaria; al relanzamiento del empleo y a la erradicación del terrorismo. También mencionó una nueva etapa en la vida democrática.
"No fue un gesto"
Hacía sólo tres días que el Ejecutivo, por medio del Ministerio del Interior, había anunciado el acercamiento de 105 presos de ETA a cárceles de Euskadi o próximas a esta comunidad, una medida que ha sido acogida positivamente por la mayoría de los partidos del arco parlamentario. Y Aznar no quiso desaprovechar la oportunidad para incidir en el mensaje del Gobierno. Un claro mensaje dirigido a la banda armada para reanudar los contactos de inmediato. Y una aclaración: el acercamiento de los presos ha sido una decisión política muy madurada y "no coyuntural". "No fue un gesto". El 26 de agosto pasado, Aznar anunció públicamente en Quintanilla de Onésimo (Valladolid) que ETA había decidido suspender los contactos con el Gobierno, y la banda lo confirmó al día siguiente. El presidente volvió a rechazar ayer la explicación dada por ETA en aquella nota de prensa del 27 de agosto: las conversaciones se interrumpían por la indiscreción del Gobierno y el uso electoralista que había hecho de la única reunión celebrada hasta ahora. "Si no se producen los contactos es porque ETA no quiere. No hay ninguna otra razón", replicó Aznar.
El presidente no sólo expresó su voluntad de "sentarse inmediatamente" con la banda sino también a "dar cuantos pasos considere necesarios" para "conseguir la erradicación del terrorismo". Aclaró igualmente el marco en el que se movería La Moncloa si finalmente ETA reconsiderara la suspensión de los contactos: exclusivamente el del proceso de paz. "El Gobierno manifiesta una voluntad de paz y nada más que de paz", enfatizó. Y el objetivo de los interlocutores del Gobierno, añadió, no sería otro que convertir "la tregua indefinida en tregua definitiva".
No quiso pronunciarse sobre el rumbo que pueda adoptar probablemente ETA en el futuro, una vez que ha optado por suspender los contactos: retomarlos o convertir la suspensión en ruptura de la tregua terrorista. Aznar mantuvo una actitud prudente: "Esperamos y deseamos que [la tregua] sea irreversible".
También estuvo interesado en dirigir sus dardos contra el Pacto de Lizarra, la plataforma política de los nacionalistas vascos en la que ETA se apoyó para anunciar la tregua indefinida, hace ya casi un año. El presidente arremetió contra esta alianza política (PNV, EA, EH e IU) en vísperas del primer año de su constitución, que se conmemorará mañana en Durango (Vizcaya) con una nueva declaración.
Ofensiva de Lizarra
Aznar, consciente de que en estos días se producirá una ofensiva nacionalista -con el relanzamiento, además, el día 18, de la pretendida Asamblea de Municipios Vascos-, acusó a estas formaciones de entorpecer el proceso de paz en Euskadi con sus reclamaciones. En su criterio, el Pacto de Lizarra ha entrado en crisis como consecuencia del resultado de las elecciones municipales de junio pasado, en las que los partidos nacionalistas perdieron peso en las grandes poblaciones.
Nunca como ayer había expresado con tanta rotundidad el jefe del Ejecutivo que el Pacto de Lizarra ha fracasado porque un sector muy importante de la sociedad vasca lo ha rechazado en las urnas. "A lo largo de los últimos meses se han planteado fórmulas que no han sido respaldadas ni por las urnas ni por el pueblo vasco". "El mayor mérito de la paz es de la sociedad vasca", explicó.
No cejó en este ataque a los nacionalistas vascos al recordar, en alusión a los líderes del PNV, que "algunos tenían la sensación de que iban a arrollar" el 13-J tras la firma del Pacto de Lizarra y la declaración de tregua indefinida de ETA. "Aquí no se ha arrollado nada", enfatizó, y recordó cómo la sociedad vasca, en los dos últimos comicios, ha reafirmado la pluralidad del País Vasco.
Aznar apuntó claramente que la mezcla de reclamaciones políticas con el desarrollo del proceso de paz enturbia este proceso, y situó en la diana al Pacto de Lizarra. "El Pacto de Estella es un problema para quienes lo han firmado. No tiene por qué trasladar sus problemas a la sociedad. Es el vehículo que utiliza ETA para condicionar la vida en el País Vasco".
Como colofón, reiteró su mensaje contrario a pagar un precio político por el proceso de paz. "No va a haber un proceso de paz que desborde la legalidad".
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