Destinos opuestos
Laurent Jalabert había anunciado el esfuerzo que le está costando coger la forma. Llega cansado a la meta y tiene a veces problemas para seguir el ritmo del pelotón. Es una situación nueva para él en una Vuelta, pero era consciente del riesgo que corría. Ayer, Jalabert llegó dos kilómetros descolgado, en un grupo de 16 unidades, a 40 segundos del ganador. "Sabíamos que podía pasar, pero seguimos creyendo que Jalabert puede ser un hombre interesante para el equipo hacia el final de la Vuelta", había dicho Pablo Antón, directivo del equipo. Pero no fueron los únicos rezagados: casi un minuto después llegaba el sprinter Blijlevens, con quien se especuló como candidato a intentar el liderato en esta misma semana. Y, mucho más tarde, a 14.59 minutos del vencedor, cruzaba la meta Jacky Durand, en plena demostración de que no había mentido cuando aseguró que su estado de forma era malo. Del otro lado, fue elocuente la primera aparición en escena de Ullrich, tirando del Telekom en la preparación del sprint. Ullrich afina la forma, a pesar de que sus mentores insistan que el chico no tiene que hacer nada en esta Vuelta.
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