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CINEPRESENTACIÓN DE SU ÚLTIMO FILME EN VALENCIA

Aranda relaciona la virginidad con los celos retrospectivos del hombre

Ferran Bono

En contra de lo que suele decirse, la virginidad de la mujer es un factor que "sigue pesando instintivamente" en el hombre y, por tanto, puede desencadenar los celos retrospectivos en éste, según explicó ayer en Valencia Vicente Aranda. Acompañado de los principales actores, el realizador presentó su última película, Celos, cuyo argumento gira, precisamente, entorno a los celos retrospectivos que siente el protagonista por el pasado ignoto de su mujer, encarnada por Aitana Sánchez-Gijón.

"Puede que no sea políticamente correcto hablar de ello, pero la virginidad sigue pensado en el hombre", afirmó el realizador ante un público muy joven que acudió en gran número al coloquio organizado en la Fnac. Aranda abundó en la influencia de esa cuestión en el comportamiento masculino en la sociedad moderna, donde las "chicas de 16 años dejan de ser vírgenes, pero los chicos no tanto", añadió aludiendo a una estadística. Hoy en día se ha quebrado esa correspondencia que venía a equiparar el matrimonio con la pérdida -a veces fingida, apuntó el director- de la virginidad de la esposa. Ahora la situación es distinta, pero el hombre pretende reprimirse esos instintos, aunque le afecten, sostuvo Aranda, quien continúa con su último filme en su particular indagación de las pasiones amorosas que ya formaban parte del núcleo argumental de películas como Amantes e Intruso. El protagonista de Celos, interpretado por el mexicano Daniel Giménez Cacho, quien también asistió al coloquio posterior a la presentación matinal del filme, junto a los actores María Botto y Luis Tosar, no se reprime y desencadena la acción de una película rodada casi totalmente en Tavernes de La Valldigna. Aranda contó que hace años que quería rodar en Valencia, que considera sinónimo del Mediterráneo luminoso, quizá por las tempranas "lecturas" de Blasco Ibáñez. Aitana Sánchez-Gijón dijo no identificarse con la protagonista, subrayó la elegancia de Aranda para filmar las escenas de sexo, y calificó los celos como una prueba de amor. Cacho recordó la dificultad de sumergirse sin apenas conocimiento en una realidad como la España contemporánea que desconocía. Durante el coloquio tomó la palabra una persona aquejada de una parálisis cerebral que reclamó una mayor presencia en la televisión y el cine de los paralíticos y un tratamiento humano, "con humor, picaresca y ternura" con el fin de dar una visión realista y normalizada de ellos. Aranda dijo sentirse frívolo tras escucharle, comentó que el problema era político y social y añadió que "hay tantas cosas de que ocuparse" que hace muchas de ellas para evadirse.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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