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La familia de un joven asesinado en Alcalá de Guadaira durante una reyerta abandona su casa

La ley del silencio se ha impuesto en el barrio de Rabesa de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira. La muerte por apuñalamiento del joven Alonso Vilches el pasado sábado en una reyerta con sus vecinos de la familia Gil Flores, donde también fueron heridos su hermano y su padre aún hospitalizados, ha reventado la convivencia de este barrio marginal. Los vecinos aseguran que en la noche del lunes unos desconocidos dispararon al aire varios tiros, aunque la policía niega estos hechos. La familia de Alonso Vilches abandonó ayer Rabesa sin dar explicaciones.

Todo el mundo tiene miedo en Rabesa. Y los que no, prefieren callar y, por supuesto, nada de fotos. Aparentemente nadie sabe los motivos que llevaron a dos familias vecinas de un mismo bloque a lanzarse a una pelea brutal que acabó con la vida de Alonso Vilches, de 19 años, y llevó al hospital a su padre y a su hermano. Los miembros de la familia Gil Flores, implicados en el asesinato y con antecedentes policiales, han desaparecido y en estos momentos están en busca y captura por parte de la policía. La presión que se vive en el barrio es total, un obstáculo más para unos ciudadanos cuya vida diaria ya es bastante complicada. Según los vecinos un grupo de desconocidos apareció el pasado lunes disparando al aire. Sin embargo, tanto la policía local como la nacional, que mantienen varias patrullas vigilando las 24 horas, mantienen que sólo fueron tres pistonazos que soltó el tubo de escape de un coche. En este ambiente de paranoia y crispación, la familia de Alonso Vilches se marchaba ayer al mediodía de Rabesa sin dar explicaciones: "Ya ha pasado la hora de los periódicos", espetó uno de ellos. La versión más escuchada entre los vecinos es que una simple discusión entre payos (los Vilches) y gitanos (los Gil Flores) pasó a mayores. Después de los insultos, una reyerta , amenazas de muerte y, finalmente, las agresiones con el trágico resultado. "Tras la primera pelea, los gitanos juraron vengarse y cumplieron su palabra", comenta un vecino que culpa de todo lo ocurrido al abandono del barrio por parte del Ayuntamiento. Pero en Rabesa, según otros vecinos y la policía local, hasta ahora no había habido nunca una confrontación por motivos raciales. La marginación y la pobreza atacan de igual forma a ambos colectivos que comparten la calle y la conflictividad día a día. "Aquí lo que pasa es que hay muchos pobres juntos y al final esto ha tenido que saltar de alguna forma", comentaba otro vecino. Este hombre afirma que no tiene miedo pero se niega a dar su nombre y por su puesto nada de fotos. Durante la tarde de ayer el delegado de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento alcalareño, Francisco Pérez Moreno, se reunió con representantes vecinales de Rabesa y otros barrios colindantes para explicarles cómo se iban a extremar las medidas de seguridad, pedir su colaboración y que asuman su papel al frente de cada barriada. El pasado lunes, antes del entierro de Alonso Vilches, un grupo de vecinos se lanzó en manifestación, llegando a ocupar el patio del Ayuntamiento, para protestar por la muerte del joven y pedir más presencia policial en el barrio. El Consistorio alcalareño reconoce que esta zona es bastante conflictiva, aunque sólo en varios tramos, sobre todo debido al tráfico de drogas. Dicha movilización no fue encabezada por los familiares del asesinado ni por los representantes vecinales, sino por un grupo de jóvenes con antecedentes que increparon constantemente a la policía.

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