La policía sorprende a seis menores en el encierro de San Sebastián
Saúl tiene 15 años y, de momento, una cosa clara en la vida: quiere ser torero. Ayer burló la vigilancia del sexto encierro de San Sebastián de los Reyes y se coló en la manga. Fue uno de los seis menores que sorprendió la policía local en el encierro y en la posterior suelta de vaquillas. Todos se exponen a multas de hasta 50.000 pesetas y algunos, literalmente, se echaron a llorar cuando los pillaron.
"Yo corro porque quiero sentirme al lado de los pitones de un toro, quiero estar en este mundo y nadie me va a echar de él. No quiero estar en casa viendo la tele, así que vengo y me divierto un rato y me da igual que me pongan una multa". Con estas palabras justificó Saúl su participación en el sexto encierro de San Sebastián poco después de que Protección Civil le expulsase de la plaza de toros. Llevaba una bolsa de plástico en la mano, y dentro, una toalla blanca y negra con la que pretendía dar unos pases a las vaquillas.Saúl explicó a quien quiso oírle que éste es el primer año que corre en San Sebastián -ha participado en todos los encierros que van de feria-, pero ya ha estado en los encierros de Navalcarnero -"y se los recomiendo a la gente porque se corre muy bien"- y en los de Las Matas. En este último pueblo le pilló, dice, una vaca "al hacer una larga cambiada".
Saúl asegura que su madre sabe que corre los encierros y que ya no le dice nada "porque sabe que de todas formas voy a correr". Su madre lo corrobora. Ayer, cuando supo por los medios de comunicación la aventura de su hijo, no se mostró extrañada. Explicó que no hay nadie que le quite la afición, que está todo el día pensando en los toros y que aprovecha las vaquillas de los pueblos para entrenarse, aunque ella no quiere que lo haga y le da mucho miedo.
Cinco chavales
Pero Saúl no fue el único menor cazado ayer por los efectivos de seguridad de San Sebastián. La policía local y los voluntarios de Protección Civil sorprendieron a otros cinco chavales de entre 13 y 15 años en la plaza de toros. Dos también habían corrido, como Saúl, en el encierro metiéndose en la manga cuando el chupinazo ya había sido lanzado, y el resto estaba en el albero de la plaza para torear las vaquillas.No todos tuvieron la calma de Saúl. Uno de los menores que identificó la policía es hijo de un feriante instalado en la localidad estos días. Los agentes le pidieron los datos, pero el chaval dio un número de teléfono falso. Ante la advertencia de que sería trasladado a comisaría, el menor se echó a llorar y confesó. La policía le acompañó hasta el ferial y allí su padre le cantó las cuarenta.
El encierro celebrado ayer en San Sebastián, el sexto y penúltimo de este año, fue el más tranquilo de las fiestas. Se corrió en dos minutos y 33 segundos y sólo hubo tres contusionados leves atendidos en los puestos de socorro de la manga.
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