La salud mental de los españoles, objetivo prioritario de los laboratorios farmaceúticos
Un medicamento contra la esquizofrenia es el que más recaudó en los primeros meses de 1999
Zyprexa es la estrella en facturación de fármacos de este año. Durante el primer semestre de 1999, el medicamento recaudó en las farmacias 4.326 millones de pesetas, un 46,5% más que en el mismo periodo del año anterior. Lo curioso de este superventas es su uso: es un antipsicótico que sirve para tratar la esquizofrenia. La empresa IMS Ibérica, especializada en estudios de mercado en el ámbito farmacéutico, ha elaborado una clasificación de los fármacos que más dinero han recaudado. En el primer puesto, el Zyprexa; en el quinto, e incrementando sus ventas un 44,3%, se encuentra el Risperdal, indicado también para la esquizofrenia. En España, se calcula que entre 400.000 y 500.000 personas sufren de este mal.
La razón de que fármacos para el tratamiento de la esquizofrenia, de uso muy restringido, estén en los principales puestos de la lista de los medicamentos con mayor recaudación de los laboratorios, tiene dos motivos: su alto precio y las campañas comerciales tan agresivas de sus fabricantes. Un envase de 28 comprimidos de 10 miligramos de Zyprexa cuesta 27.105 pesetas y sirve para un mes. La esquizofrenia es una enfermedad crónica y el paciente -que sólo paga 439 pesetas; el resto, la Seguridad Social- se medica toda su vida.Tanto el Zyprexa como el Risperdal llevan poco tiempo en las farmacias. Algo más de un año el primero, casi tres el segundo. Hasta ahora, el más usado era el Hasperidol, cuyo envase de 30 comprimidos cuesta 627 pesetas. La Seguridad Social gastó entre julio del 98 y el pasado junio más de 12.000 millones sólo en Zyprexa y Risperdal. En España, se calcula entre 400.000 y 500.000 esquizofrénicos.
La duda para algunos psiquiatras es si la bondad de estos nuevos fármacos es tan abismal como para justificar un gasto un 4.300% superior con respecto a los antiguos. Para Basilisa Viar, psiquiatra y miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Salud Mental Comunitaria, lo único que los justifica en la lista de la IMS es su precio.
Para Viar, está aún por ver que los resultados sean tan buenos como airean los laboratorios. Para otros psiquiatras, es una cuestión de mercado: una vez copado el mercado de los antidepresivos, tan de moda en los ochenta y noventa, con la comercialización de productos como el Prozac y otros, los laboratorios buscaron nuevos campos y encontraron el de los antipsicóticos.
Siempre se espera que los nuevos fármacos abran expectativas de mayor calidad de vida para los enfermos. Pero, además, detrás de cada paciente se encuentran varios medicamentos y las empresas que los fabrican.
Un informe de la British Medical Journal de enero del 98 revelaba que Eli Lilly, la empresa norteamericana fabricante del superestrella Zyprexa, invitaba a los esquizofrénicos estadounidenses a cambiarse a su producto. A los que lo hacían les ofrecían becas universitarias, cuando un alto porcentaje de estos enfermos no podrían aguantar la presión de esa enseñanza. A pesar de las críticas, las campañas de promoción tan agresivas le han valido la pena en su cuenta de resultados: si la investigación y puesta en marcha del producto costó 80.000 millones de pesetas, las ventas mundiales en el primer año igualaron esa cifra, y, para finales de 1999, esperan cuadruplicarla.
El laboratorio Jansen, que comercializa Risperdal, ofrecía a quienes utilizaban su producto y se registraban en su página de Internet, llamadas telefónicas diarias para recordarles la toma de dosis.
Si los números comerciales en torno a la esquizofrenia han aumentado, un hecho similar viene ocurriendo desde hace años en el ámbito de las depresiones. Aquí sí hay aumento de pacientes. "El sufrimiento que antes iba asociado a los avatares de la vida es cada vez menos tolerable para la gente". Así explica Viar el incremento de "trastornos psíquicos menores" que ahora se tratan. Son trastornos como el insomnio, la tensión, la angustia o el llanto. En los 12 últimos meses, la Seguridad Social gastó 10.000 millones en Seroxat y 7.500 millones en Prozac, ambos antidepresivos. Pero los psiquiatras no se responsabilizan de estas cifras. Alegan que, con frecuencia, son los generalistas quienes firman las recetas.
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