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El italiano Mori pasa de la descalificación a la victoria

Se esperaba en las vallas bajas al francés Stéphane Diagana, ya campeón en Atenas hace dos años, como última justificación a la fama, pero ni siquiera eso. Ausente el surafricano Llewelyn Herbert, plata en 1997 y mejor marca de este año, pero decepcionante en la última reunión de Zúrich, el abanico de posibilidades de triunfo se había abierto del todo. El bajón de los estadounidenses en una prueba que ha sido suya casi siempre en la historia y no sólo con el legendario Edwin Moses (ya no están Young, Bronson, Adkins...) lo había dejado todo revuelto. Ni siquiera estaba claro que podía ser una prueba para el recuerdo, pero lo fue con el triunfo del italiano Fabrizio Mori, heredero de viejos nombres en grandes podios como Salvatore Morale y Roberto Frinolli, y que acabó reinando después de morir.Mori fue recalificado por el jurado de apelación el miércoles, tras su descalificación en semifinales por pisar la línea de su calle. Ahí sí hizo falta el vídeo, y el italiano salió mejor parado que Fiona May. Ayer, con rabia y calidad, en una recta final magnífica, sobre todo tras la última valla, se impuso ante un Diagana que salvó de milagro la plata, por una centésima.

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Mori, que no había vuelto a la cumbre desde sus 47.79 de 1997, rebajó su récord transalpino por siete centésimas. Los estadounidenses fueron ayer sólo sexto Woody y octavo, y último, Zellner.

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