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Tanttaka se debate entre enterrar su "Florido Pensil" o exprimir todo su éxito

Han llenado los teatros de prácticamente toda España, no digamos los de Euskadi, y han entrado en las casas de todo el país a través de la televisión. Llevan cosechando un éxito que ha desbordado todas las previsiones. El Florido Pensil se estrenó hace más de tres años, casualmente un 23-F, de 1996. Y no paran. La compañía Tanttaka se mueve entre el deseo de dar carpetazo a este proyecto que tantas alegrías les ha proporcionado -entre otras cosas para "no dar la tabarra", como apuntó ayer su productor, Julio Perugorria- o exprimir su capacidad de convocatoria, que no es poca. ¿Tiene sentido que desaparezca una obra que sigue funcionado a tope? Esta radiografía irónica, cómica y, por encima de todo, crítica de la educuación en la España de posguerra ha acumulado hasta la fecha 1.240 representaciones, lo que supone una asistencia aproximada de más de 800.000 espectadores. Son datos espectaculares que contradicen a los agoreros del teatro, que no son pocos, con sus quejas sobre la decadencia del género. El Florido Pensil, que vuelve a San Sebastián por séptima vez (desde hoy hasta el sábado), encara su despedida. Aún le quedan varias plazas por recorrer: Galicia, Valencia e incluso Buenos Aires, hasta donde ha llegado el reconocimiento de esta obra dirigida por Fernando Bernués y Mireia Gabilondo. Los actores anuncian que ésta será la última temporada de la obra, pero siguen sin tener muy claro si podrán sacudirse definitivamente la propaganda del ideario franquista, la radio familiar, la Iglesia y la prensa del movimiento.

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