Los vascos prefieren los pueblos
Los vascos, ya se sabe, son muy suyos. Quizá por eso cuando salen de viaje comparan constantemente el aquí y el allí, Alicante y San Sebastián. Los donostiarras Jon Uranga y Nekane Urieta veranean desde hace cuatro años en la Comunidad Valenciana. Conocen Alicante, Torrevieja (La Vega Baja) y Ayora (El Valle de Ayora), lo que les permite diferenciar entre costa e interior, entre ciudad y pueblo. No se lo piensan: se quedan con el pueblo. "La gente de los pueblos es más como los de arriba; más sanos, abiertos y acogedores", asegura Jon. "Sí, la gente en los pueblos es más sencilla y normal", corrobora Nekane, que sospecha que quizá los alicantinos sean abiertos "por el interés de que vengan extranjeros". Notan diferencias, y muchas, con sus paisanos. "Nosotros somos más tranquilos, más pausados, nos lo pensamos todo más. Somos más relajados", señalan. Y aseguran que no podrían acostumbrarse a un ritmo de vida que consideran muy acelerado. "Aquí todo el mundo va con prisa y en coche, nadie coge el bus", dice Jon. Tienen la sensación de que un paseo es un agobio por la cantidad de gente que hay y por lo rápido que anda. Pero no todo es tan negativo. Jon asegura que le gustaría implantar en Euskadi la disposición a acoger al que viene de fuera que ha encontrado en Alicante. "Allí no tenemos tanta disponibilidad para ayudar. Somos más secos el primer día, decimos: "Tú allí y yo aquí", aunque a medida que avanzan los días incrementamos la confianza", dice. Sin embargo, en Alicante "te lo dan todo el primer día y es una confianza que se mantiene igual el resto del tiempo", observa. Lo que más les gusta. El sol, el buen tiempo, la playa y, sobre todo, la noche. "Aquí hay más marcha, más bares, que son mejores y que cierran más tarde", señala Nekane. Jon apunta una fórmula mixta: el ambiente de Alicante con la gente de San Sebastián, puesto que tiene la sensación de que todo es muy superficial, especialmente en la zona de ocio del puerto de Alicante. "Hay mucha loba", apunta Nekane. "Y mucho Pepito Piscinas", añade Jon. Lo que menos. Jon insiste en su manía a los que llama Pepito Piscinas, léase "adolescentes que se desplazan en ciclomotor, sin camiseta, sin casco y, detrás, la novia teñida de rubio con una camiseta de lycra de cuatro tallas menos de la que le corresponde". A Nekane le encanta el sol, pero le resulta "sofocante" el calor húmedo de la costa valenciana. Lo que más les sorprendió al llegar. A Nekane, la gran cantidad de árabes y mendigos que hay por las calles. Se apresura a aclarar: "No en el mal sentido, sino que no estamos acostumbrados a verlos en Donosti". Jon considera que aquí se procede "muy a saco" con la arquitectura. "No se cuida el planeamiento urbano, los edificios no pegan ni con cola. Parece que se prima más la cantidad que la calidad", argumenta. Así nos ven. "Alicantinos hemos conocido a cinco, y con ellos muy bien", coinciden. Los retratan como muy amables y dispuestos a todo con tal de ayudar. Y muy hospitalarios. "Yo me quedé flipado cuando vi que nos ofrecían sus casas para dormir. Eso arriba no lo haríamos jamás", reconoce. Pero en general, los valencianos de Alicante dan la impresión de ir a la suya. "No se da una convivencia como en Donosti, que es un pueblo grande", apunta Jon. De nuevo ganan los de los pueblos: "Vas a Ayora y eres uno más, es todo más familiar y acogedor", destacan.
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