Sorpresa agradable
Recientemente he visitado varias ciudades italianas con importantes centros históricos y he quedado agradablemente sorprendido por la manera en la que tienen organizada la circulación de vehículos en dichos centros históricos. Da gusto pasear por sus calles, en las que circulan multitud de bicicletas. Sólo está permitida la circulación de automóviles de vecinos, de automóviles en los que viajen minusválidos y de personal expresamente autorizado. También, en cada manzana hay varias plazas reservadas al aparcamiento de vehículos en los cuales vaya alguna persona con silla de ruedas. Todas estas medidas me parecen excelentes porque ayudan a disfrutar de la ciudad respetuosamente y tratan de minimizar las dificultades a aquellos que tienen limitaciones físicas para caminar. La vida observada en estas calles, el magnífico nivel de restauración de edificios y monumentos y la sensibilidad observada hacia los disminuidos físicos me han llenado de alegría. Estas iniciativas de antiguas ciudades italianas renacentistas, donde el hombre era el centro de la vida, son un buen ejemplo a tener en cuenta.- .
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