La sequía dispara un 8% el consumo de agua en la región

Madrid - 02 ago 1999 - 00:00CEST

Los madrileños gastan este año más agua que nunca (un 8,1% más que en 1998), los embalses reciben menos agua que habitualmente, y los municipios que se alimentaban de recursos propios han dejado de hacerlo y se nutren del Canal de Isabel II. La situación hidrológica de Madrid es mucho peor que la del pasado ejercicio, aunque las autoridades mantienen la calma y descartan tomar medidas restrictivas en lo que queda de año.Las aportaciones de agua a los ríos madrileños han caído más de un 70% respecto a 1998 (980 hectómetros cúbicos llegaron a los embalses el pasado ejercicio, por sólo 269 en el actual). Este registro tan negativo supone que el año 1999 se sitúa como el quinto peor desde 1913, año de origen de una serie histórica que utiliza el Canal de Isabel II para sus estudios pluviométricos.

La sequía ha rebajado el nivel de los embalses a 546,7 hectómetros cúbicos, 237 menos que en la misma fecha del año pasado. Con el volumen de agua embalsada ayer en la Comunidad y atendiendo al consumo diario (el pasado viernes, los madrileños enganchados al Canal de Isabel II gastaron 1,9 hectómetros cúbicos), aún quedarían reservas para 289 días. Se agotarían totalmente el 16 de mayo del 2000 si hasta entonces no lloviera y todo el agua para el consumo doméstico procediera de los embalses (ahora se están utilizando también los recursos que aportan los acuíferos).

En los primeros siete meses del año, el consumo ha aumentado un 8,1%, un dato "preocupante", según los responsables del Canal de Isabel II. En los últimos ejercicios, el incremento del consumo osciló entre el 2% y el 3%. Este año, ese aumento se ha triplicado. Ricardo Domínguez, gerente del Canal de Isabel II, aclara los motivos de la aceleración: "Los años secos como éste funcionan en plan tenaza. No hay manera de frenar el consumo. La gente tiende a regar más sus parques y a ducharse más para refrescarse. Además, en Madrid ha subido mucho el nivel de vida. Hay más adosados que consumen más agua". Domínguez descarta tomar medidas restrictivas este año.

PASA A LA PÁGINA 3

Once municipios de la sierra "beben" agua del Canal al agotar sus recursos

VIENE DE LA PÁGINA 1"Si en otoño no cambia la situación", anuncia el gerente del Canal de Isabel II, Ricardo Domínguez, "sacaremos nuestra artillería pesada para concienciar a los consumidores de la necesidad de ahorrar agua". Hasta ahora, y desde abril, el Canal mantiene una política suave de concienciación, con mensajes de ahorro incrustados en el reverso de los recibos que envía a los usuarios. El aumento del consumo también tiene que ver, según Domínguez, con la aparición de nuevos clientes. "Había muchos pueblos de la sierra que, hasta ahora, se nutrían de sus propios recursos. Pero en el último mes hemos recibido la petición de ayuda de alguna de esas localidades que habían agotado sus propias reservas y que no han tenido más remedio que engancharse al Canal de Isabel II", aclara. Entre esas localidades se encuentran Becerril de la Sierra, Canencia, Cercedilla, Colmenarejo, Guadalix de la Sierra, Guadarrama, Navacerrada, San Agustín de Guadalix, San Lorenzo de El Escorial, Soto del Real y Valdemanco.

Trasvasar agua Al Canal de Isabel II, la empresa autonómica más rentable y más solvente, la sequía de 1999 le va a costar más de 1.000 millones de pesetas debido al coste que supone trasvasar agua de Picadas. A razón de 12 pesetas por cada metro cúbico bombeado. Y tienen permiso para bombear un millón de metros cúbicos. Domínguez asegura que este sobrecoste no repercutirá en las tarifas del año que viene. "Afortunadamente ahora, con la modificación del Plan Contable, podemos hacer provisiones de fondos para este tipo de eventualidades".

El Canal de Isabel II ha superado los últimos ejercicios con grandes beneficios. En el último, rondó los 2.000 millones de pesetas. Tienen el monopolio sobre el abastecimiento de agua al 99% de los residentes en la Comunidad de Madrid. Las últimas medidas de restricción del consumo fueron impuestas en 1992, uno de los peores años hidrológicos de la historia. Aquel ejercicio se prohibió el riego de parques y el baldeo de calles.

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