España explota en la última jornada
Oro en los Europeos de natación para Hviid, y plata para María Peláez y Nina Zivanévskaia
La natación española salvó los muebles en la última jornada y explotó con tres medallas. Ayer, se esperaba a María Peláez en los 200 mariposa y, de nuevo, a Nina Zivanévskaia en los 50 espalda.Y ambas cumplieron con sendas medallas de plata. Pero faltaba lo mejor y vino en la despedida de las pruebas individuales. El canario Frederik Hviid, plata hace dos años en Sevilla, logró el oro en los 400 estilos. España se va de los Europeos de Estambul con un total de cuatro medallas, tras la plata conseguida el viernes por la recién nacionalizada, de origen ruso, Nina Zivanévskaia, más las dos de saltos, oro de José Miguel Gil en el trampolín de un metro, y plata, más valiosa, al ser prueba olímpica, de Dolores Sáez de Ibarra (ayer quinta, con Leyre Santos en los saltos sincronizados) en la plataforma de 10 metros. Al final, España consiguió mantenerse en un nivel muy aceptable, undécima en el medallero europeo del segundo deporte olímpico. En Sevilla, hace dos años, se ganó una medalla menos en natación, tres, pero dos fueron de oro. Aún estaba López Zubero, sustituido ahora por las dos platas de Zivanévskaia. Las próximas medallas mundiales, las de Sidney, serán mucho más caras, pero primero deberá pasar su examen el primer protagonista olímpico, el atletismo, en Sevilla, a partir del día 20 De menos a más Después de una semana en la que decepcionó Lourdes Becerra, medalla de bronce como él en los Mundiales de piscina corta de Hong Kong, casi se había olvidado que Hviid aún era una gran baza de medalla. El lunes, en la primera jornada, lo había dejado entrever. Sólo fue octavo en la final de 400 libres, pero con 3.53.80 minutos batió el récord de España y anunció su forma, aunque tuviera que esperar seis días para demostrarlo en su mejor prueba, donde ya fue plata en Sevilla, en 1997. Hviid, de padre danés afincado en Canarias, hizo ya el mejor tiempo matinal en las semifinales, con 4.20.78, mejor marca mundial del año, lo que confirmó su magnífica puesta a punto. Pero faltaba la reválida. Comenzó flojo la final, en una carrera típica suya, de menos a más. Pasó quinto los 50 y 100 metros mariposa y empezó a recuperarse en la espalda. Pero también lo hizo el holandés Marcel Wouda, el campeón y favorito, que ya había ganado los 200 estilos, y se colocó en cabeza a los 150 metros. Hviid siguió quinto, pero ganó un puesto ya al empezar la braza. Su progresión era evidente. A los 300 metros, al inicio del último estilo libre, se puso tercero, a sólo 0.28 centésimas de Wouda. Pero el holandés no iba a ser su peor rival en el último hectómetro. De repente, por la calle 7 (Wouda iba por la 2, tras relajarse en semifinales) apareció el israelí Mickey Halika en un sprint enorme. Viró primero los 350 metros, con Hviid a 0.66 y Wouda, cansado, ya a 1.46 segundos. El español, sin embargo, le fue recortando distancia a Halika y a falta de 20 metros se vio que el oro era suyo. Con 4.17.16, nueva marca mundial del año y récord de España, superó al israelí, 4.16.49, y a Wouda, 4.18.26. El podio de Hviid en Sidney, con un panorama mundial no demasiado potente, es ahora mismo el más seguro de la natación española. El otro español de la final, Teo Edo, fue séptimo, con 4.24.14. María Pelaéz nadó al contrario que Hviid. Salió demasiado fuerte, como ella misma reconoció después, pero era la campeona y quería retener el título. Hizo 29.13 segundos en los 50 metros y 1.01.97 en los 100, un paso tremendo, pues el récord de España es 1.01.12. Sin embargo, a los 150, en el último viraje, con 1.38.88, tenía ya a 0.18 centésimas, un suspiro, a la danesa Mette Jacobsen, mejor tiempo ya en semifinales. Fue el principio del fin. Al menos, la malagueña seguía en el podio, con 2.11.49, por 2.10.40 de su peor rival. María ganó en 1997 con 2.10.25, aún récord de España. Con ese tiempo habría repetido oro. Mireia García fue séptima, 2.12.83. Nina Zivanévskaia, tras dos años fuera de la competición por su proceso de cambio de nacionalidad rusa a la española, no ha podido ser más rentable. Después de la medalla de plata conseguida el viernes en los 100 espalda, ayer sumó la de 50. Sandra Völker, la impresionante alemana, con su artilugio de plástico para evitar que le entre agua por la nariz, volvió a mostrarse intratable. Incluso batió el récord del mundo, con 28.71, frente a los 28.78 anteriores. Nina se la jugó con una salida rapidísima, que siempre es más forzada, porque al ser más baja que Völker, no puede deslizar tanto bajo el agua con el impulso de la salida. Pero comenzó a bracear con una potencia inusitada. Sabe que en una distancia tan corta casi es una lotería. Y su esfuerzo le valió asegurar la plata y un nuevo récord de España, 29.02. La eslovena Metka Saravec había hecho mejor tiempo en semifinales, pero se tuvo que conformar con el bronce, 29.25.
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