Zivanevskaia, plata española en 100
La espaldista de origen ruso no pudo en los Europeos de natación con la alemana Völker
Nina Zivanevskaia, la nadadora de origen ruso nacionalizada española el pasado mes de marzo, confirmó su calidad mundial, pese a haber estado apartada dos temporadas de las grandes competiciones, y logró la primera medalla de la natación española en los Europeos de Estambul. Su peor enemiga desde hace años, la alemana Sandra Völker, que parecía en baja forma (fue sólo bronce en los 100 libres) y había hecho peor tiempo en las series y semifinales, dominó siempre en la final.Nina, cuando aún era rusa, chocó contra el muro germano (plata en 1993 y bronce en 1995), y sigue haciéndolo como española. Pero la gran diferencia es que una medalla para Rusia, como para cualquiera de las grandes potencias del deporte, apenas es nada, sólo un número para sumar por la cabeza del medallero general. Para España, en cambio, es una joya. Völker, más alta y potente que Nina, salió ya mejor, pues puede estar más tiempo bajo el agua con el primer impulso. Aunque Nina empezó a bracear antes, su rival ya no dejó la cabeza. Pasó el viraje de los 50 metros en 29.72 segundos, con 26 centésimas de ventaja y aumentó incluso a 59 el margen final, 1.01.39, mejor marca mundial del año, frente a 1.01.98 de la española. La francesa Roxana Maracineanu fue bronce, con 1.02.47.
En todo caso, la medalla conseguida por Nina es de ley y apunta también al podio olímpico de Sidney 2000, donde la lucha será más dura, con chinas, estadounidenses y australianas. No es engañosa, como la meritoria del saltador José Miguel Gil el lunes, en el trampolín de un metro, pero que no es olímpico.
Y la medalla de Nina es real, pero no tapa el nuevo bajón de la natación española, de los nadadores nacidos en España, una cantera que ya da frutos para entrar en finales, pero que no garantizan, como ella, los podios. En Sevilla, hace dos años, los hubo, pero ahora, salvo que María Peláez lo consiga el domingo en los 200 mariposa (fue campeona en 1997) todo el bagaje triunfal de la natación española se va a reducir (pues ella misma puede volver a ser medalla también el último día en los 50 espalda), a otra carambola del destino.
La mejor de la historia fue gracias al empeño del padre aragonés de Martín López Zubero en que su hijo (hijos, porque las primeras medallas las ganó el hermano mayor, David), de madre estadounidense y nacido en Estados Unidos, nadara por España. La segunda ha sido casual. El que Nina conociera hace dos años a un hostelero español durante una concentración del equipo ruso en Málaga. A la Federación Española, con distintos presidentes, le han salvado los muebles y tapado sus vergüenzas demasiadas veces ya estas carambolas. Y aunque todo sea legal y el mundo una aldea global no es precisamente para sacar pecho si se compara, por ejemplo, con el atletismo, donde además de Sandra Myers, antes, o Niurka Montalvo, ahora, nuestras estrellas son de Soria (Cacho y Antón), Avilés (Lamela), Estévez (Barcelona), Díaz (A oruña) Fiz (Vitoria), Roncero (Madrid)...
Cuarto oro del "rey"
Según ello, fue decepcionante ayer la descalificación por adelantarse en la salida de Lourdes Becerra en semifinales de 200 braza, aunque terminó, de todas formas, a cuatro segundos de su mejor marca. O el hundimiento de Jorge Sánchez en la semifinal de 200 espalda (prueba en la que aún tiene el récord mundial López Zubero), tras pasar primero los 100 metros. Laura Roca sí batió el récord de España de 200 libres, con 2.01.97, pero tampoco se metió en la final. Daniel Vidal sí lo hizo en la discreta de 1.500 libres, ganada por el ucranio Igor Snitko sin acercarse siquiera a los 14 minutos (15.07.19), pero fue séptimo, a 10 segundos de su marca y a 13 del récord de España de Rafael Escalas, 15.17.93 ¡de hace casi 18 años! Eso sí, en los saltos sincronizados (tampoco olímpicos), José Miguel Gil y José Luis Hidalgo, cuartos, rozaron la medalla. Hidalgo fue plata en Sevilla97 con Rubén Santos. La gloria, sobre todo, volvió a ser para el nuevo rey, el holandés Pieter Van den Hoogenband, que sumó su cuarto oro en los 200 libres con una facilidad asombrosa (1.47.09). Cuando le apretó en el penúltimo largo el británico Palmer, reaccionó como un campeón. Lo mismo que la húngara Agnes Kovacs, reina de la braza, que hoy debe ganar los 200 y ayer, tras vencer el miércoles en los 100, se impuso en los 50 (31.44) a la británica Zoe Baker, de nuevo plusmarquista europea el día antes (31.43). En hombres ganó el alemán Marck Warnecke (27.95). La jornada terminó con otra gran coronación holandesa. Inge de Bruijn superó en 100 mariposa, 58.49, su récord de Europa del jueves, 58.92.
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