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Entrevista:

"En Madrid hay mucha alergia al polen y poca a los ácaros"

Julia Rodríguez y su hospital, el Doce de Octubre, comparten destino: el centro abrió sus puertas en junio de 1973, ella comenzó a trabajar en él apenas seis meses después, y hasta la fecha. "Soy una reliquia viviente que ha visto de todo: en los pacientes, en las gerencias y en los regímenes", apunta con magnífico humor esta doctora de 55 años, jefa de alergología desde 1989 y autoridad nacional en los misterios de las reacciones virulentas a pólenes, ácaros o determinados alimentos. Los avances en sus investigaciones interesan a más de un millón de madrileños: la alergia es un problema con el que se da de bruces entre el 20% y el 30% de la población. Pregunta. ¿Las alergias son el precio que pagamos por el progreso?Respuesta. Puede decirse así, pero tampoco debemos mitificar. Es verdad que hay más alérgicos en la ciudad que en el campo; en compensación, los procesos infecciosos son más característicos de las sociedades rurales.

P. ¿Qué tal vive el alérgico en esta capital?

R. En Madrid hay mucha alergia al polen. En enero y febrero se han multiplicado las reacciones a las arizónicas porque se han puesto de moda en cientos de chalés. En compensación, se dan pocos casos de sensibilización a los ácaros, porque necesitan una humedad relativa más elevada que la que se da en esta ciudad.

P. El neófito ve la alergología como una especialidad, digamos, imprecisa...

R. Esa impresión se debe a que ésta no es una especialidad de órgano. Una alergia puede manifestarse en la piel, los pulmones o el tubo digestivo, pero tiene mecanismos objetivables. Es decir, la gente no nos debería ver como algo esotérico...

P. ¿Hay alergias de nuevo cuño?

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R. Estoy percibiendo sensibilizaciones a alimentos no habituales, como ciertas reacciones fuertes a la cebada de la cerveza. Con todo, los mayores sustos nos los siguen dando con ciertas verduras y frutas. El melocotón es el más canalla, pero la manzana no se queda corta...

P. ¿Se nace alérgico?

R. Hay un cierto componente hereditario, pero las alergias se adquieren por contacto. Lo llamamos ruptura de la tolerancia: un señor toma manzanas toda la vida hasta que un buen día su organismo no las consiente. Avanzaremos muchísimo en el momento en que sepamos por qué se produce este fenómeno. P. El director provincial del Insalud apuntó recientemente que la alergología era uno de los flancos débiles de la sanidad pública madrileña. ¿Es cierto?

R. Hombre, las organizaciones internacionales recomiendan un alergólogo por cada 50.000 habitantes y en el área del Doce de Octubre somos seis profesionales para una 800.000 personas. Usted mismo puede sacar conclusiones. La Administración debería empezar a apostar por la asistencia alergológica en los centros de especialidades.

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