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verano 99

Una visita a las ardillas

La Cruz de Chimba se alcanza después de subir un zigzagueante camino que necesita tres cuartos de hora de cómodo paseo. Alcanzar la cima significa lograr el premio de divisar todo el pantano del Quiebrajano, el castillo de Otiñar, que todavía se levanta sobre un risco, y hasta un trozo de la ciudad de Jaén. A tan sólo 22 kilómetros de la capital se puede disfrutar de un entorno natural que fácilmente podría confundirse con alguno de los cuatro parques naturales que tiene declarados la provincia de Jaén. Se trata de la Cañada de las Hazadillas, un entorno que proporciona una oportunidad de conocer la sierra a muy poca distancia de un núcleo urbano. El sendero que lleva hasta la Cruz de Chimba se encuentra muy fácilmente, una vez alcanzada la fuente de la Cañada de las Hazadillas hasta la que se puede acceder en vehículo por carretera. La salida del camino se sitúa justo enfrente de la fuente y presenta un recorrido de dificultad baja, apta para cualquier persona dispuesta a andar entre matorrales bajos y pinos, los árboles que predomina por excelencia en la Sierra de Jaén. Chimba es un antiguo refugio que utilizaban los guardabosques y que ahora sirve como albergue para los montañeros. En estos días de verano suele ser utilizado por quienes optan por acampar en la zona baja de la cañada y realizan rutas a pie, una vez que el edificio ha dejado de ser útil para la lucha contra incendios. Ya los refugios de los guardas forestales están situados en cotas más altas para ofrecer una mejor visión de conjunto. El puerto de la Cruz de Chimba, situado a casi tres kilómetros del punto de partida en la cañada, se encuentra situado a una altitud de 1.089 metros. La Cañada de las Hazadillas dispone de una zona recreativa preparada para recibir a excursionistas. Mesas y bancos de madera que no entorpecen la estética de la sierra ofrecen un espacio para el descanso. Es el lugar idóneo para preparar las excursiones. También en este espacio se sitúa el Aula de la Naturaleza, un centro especializado que acaba de ser inaugurado. Justo al lado de esta instalación surge un segundo sendero que sale hacia Palomares. Otra vez se presenta una vía con una cuesta suave, que pasa por un barranco -los tajos de las Alcandoras-, y vuelve a sorprender por el paisaje que se ofrece en la recta final. La ruta también es de baja dificultad y supone un recorrido cercano a la hora de duración. El atardecer es el momento propicio para pararse y observar. Los días en los que no hay muchas personas se puede asistir a las correrías de las ardillas entre los pinares y disfrutar de una frenética actividad que se reparte entre suelo y árboles. Lo pueblan todo con total tranquilidad y ofrecen un espectáculo inusual para la vista y el oído. La mayor parte de los días la Cañada de las Hazadillas amanece y duerme sin la presencia de muchos visitantes. Sólo durante los fines de semana se acumulan más personas, dispuestas a pasar un día al aire libre, aunque en los meses de verano desciende la actividad, que es más abundante en primavera y otoño. El paseante puede disfrutar del viaje desde el mismo momento en el que entra en la Sierra de Jaén. Una vez superada la zona residencial del Puente de la Sierra, la carretera se deteriora a la par que comienzan a divisarse los espectáculos de la montaña con la aparición de características formaciones rocosas y barrancos que se suceden en los márgenes del camino. Rocas escarpadas de latente color rosa advierten del inicio de la senda de la reserva. Datos de interés La carretera de circunvalación de Jaén da acceso a la carretera que pasa por la zona residencial del Puente de la Sierra. Pasada ésta, la vía se bifurca en dos caminos, uno señalizado hacia el pantano del Quiebrajano y otro, a la izquierda, se dirige hacia la Cañada de las Hazadillas.

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