_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Multas

JUANJO GARCÍA DEL MORAL En este país parece que todo se arregla con multas. Las diferentes administraciones muestran una enorme afición por ese método de recaudación de fondos, aunque bien es verdad que los resultados que obtienen son muy dispares. Así como las multas por aparcamiento indebido en la ciudad parece que no reportan cantidades importantes a las arcas municipales -no así a las empresas que gestionan sistemas como el de la ORA, que anulan graciosamente las sanciones a cambio de pagar una cantidad equivalente a varias horas de estacionamiento- de las de tráfico, esas que impone la Guardia Civil en carreteras y autopistas, se escapan muy pocos. Al final, y al margen de su mayor o menor éxito recaudatorio, parece que con las multas sólo se pretende amedrentar al ciudadano. Y es verdad que en muchas ocasiones las sanciones, o al menos la amenaza de imponerlas, se demuestran como la mejor manera para conseguir el cumplimiento de la norma. Esta voracidad sancionadora ha tenido su respuesta en la aparición de numerosas empresas que ofrecen sus servicios para recurrir las multas, a veces buscando lagunas jurídicas y en ocasiones recurriendo a triquiñuelas tales como la presentación de los correspondientes recursos en provincias muy lejanas del lugar en el que se produjo la denuncia. Y es que esa voracidad lleva muchas veces a actuar de manera algo injusta. Ejemplo muy reciente lo tenemos en la entrada en vigor, este mes, de la obligatoriedad de que todas las embarcaciones de recreo contraten un seguro de responsabilidad civil, algo con lo que muchos propietarios ya cumplían por propia iniciativa, por sentido común. Pues bien, desde el primer día, y sin moratoria que valga, la Administración ha empezado a sancionar a todos aquellos que salen con su barquita sin el correspondiente seguro. Dentro de unos días entrará en vigor la normativa que obliga a todos los coches a llevar dos triángulos de señalización. Si, como en el caso de las barcas, desde el primer día la Guardia Civil empieza a poner multas a todos aquellos que no los lleven, la Administración se va a forrar. Y no es eso.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_