Asunto exótico
"Esto es como cuando echamos a los franceses", decía don Ángel Galindo, concejal de Boadilla del Monte por los Verdes-Grupo Verde, en clara referencia a la pérdida de la mayoría absoluta que había tenido el Partido Popular en las pasadas elecciones municipales del día 13. "Vamos a acabar con la prepotencia, vamos a insuflar libertad en los plenos, que todo el mundo hable; doña Nieves Fernández, nunca más", decía igualmente el señor Galindo en las insufribles conversaciones que hemos tenido que mantener. Pues de todo lo dicho, nada de nada, porque el señor Galindo sólo persigue un fin: ser alcalde a cualquier precio, y si ese precio es volver a traer a los franceses, pues también vale, porque, en definitiva, lo que importa es mandar en su pueblo, que se sepa que él "es el que corta y pone". Que doña Nieves Fernández pacte con el señor Galindo puede resultar llamativo, pero, desde luego, es un acto absolutamente legítimo. Lo que no puedo entender es cómo la señora alcaldesa es capaz de poner en manos del señor Galindo la capacidad para que éste tome decisiones de forma personal; cómo es posible que se paralicen obras que la propia señora Fernández ha defendido en plenos anteriores; cómo es posible que ni un solo concejal o portavoz del Partido Popular de Boadilla del Monte haya refutado la medida o explicado la naturaleza del cambio. A mi juicio, creo sinceramente que los dos personajes coinciden, sus intereses son única y exclusivamente uno: el ser alcalde, aunque sea a tiempo parcial; un mes tú, otro yo. Señor Galindo, una de sus banderas ha sido la de ser un mártir al que desalojaba la policía de los plenos y comisiones municipales. Como consecuencia de las órdenes de la señora Fernández, el pasado día 7 de julio, usted mandó a la policía que expulsara de la casa del pueblo a los representantes de más de la mitad de los ciudadanos de Boadilla del Monte. ¡Señor Galindo, Napoleón se quedó solo!- . Concejal de Boadilla del Monte. .
