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LOS PACTOS POSELECTORALES

El presidente no admite excepciones en la renovación del PP

Javier Casqueiro

El presidente del Gobierno y del PP, José María Aznar, aprovechó ayer su última comparecencia ante la Junta Directiva Nacional de su partido, antes de las vacaciones, para marcar los deberes del verano. Así, reservó uno de los cuatro apartados en los que estructuró su discurso para los congresos regionales y provinciales, convocados los primeros para finales de septiembre y principios de octubre y los segundos para la última semana de noviembre y la primera de diciembre. Aznar exigió que la renovación emprendida en enero, en el 13º Congreso Nacional, continúe ahora a todos los niveles y advirtió de que no admitirá ninguna excepción: "La renovación hay que hacerla en todas y no en todas menos una". El presidente puso el congreso del PP de enero pasado como un ejemplo para que los dirigentes territoriales lo copien: "Debéis estar preocupados en aplicar sus consignas, renovar a las personas e impulsar políticas centristas y reformadoras". Incluso se atrevió a recomendar la relectura de su discurso de entonces -él mismo lo calificó de bueno-, aunque luego admitió que el verano quizá no sea el momento más propicio para ello.

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A la búsqueda de votos

En ese contexto, Aznar insistió en que en el congreso de enero ya avisó de que allí empezaba un proceso que debía continuar en todos los demás órganos del partido. Y ahí fue cuando subrayó que no aceptará excepciones a esa norma. Ningún dirigente del PP se permitió interpretar después a quién se refería con esa insistencia. Sí aclaró Aznar qué es lo que persigue con la renovación territorial del PP, con gente más joven y más mujeres en los niveles regionales y provinciales. Busca lo mismo que en enero: más votos en las próximas elecciones generales. Ayer lo admitió así: "No me voy a conformar ahora con contar con el apoyo de los nuestros". A ello agregó una promesa de nuevas políticas en el futuro: "No quiero votos o confianzas sólo por lo que hemos hecho, sino por lo mucho que vamos a hacer".

En enero, durante su primer discurso ante el cónclave popular, Aznar justificó la mudanza "necesaria y obligatoria" de cargos y personas -Francisco Álvarez Cascos dejó de ser entonces el secretario general del PP tras diez años en el puesto- porque su partido ya no era el mismo que en 1993 o 1996. Respecto a 1993, Aznar destacó en enero que el PP había ganado en 1996 el doble de electores.

Cascos, la figura del partido saliente en aquel congreso, seguía ayer sentado en la mesa presidencial pese a que ya no detenta ningún cargo en el PP.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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