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CICLISMO: Tour

A tortas en el Galibier y después

Los españoles, preparados para pelear entre ellos por los puestos del podioArmstrong y el liderato, inaccesibles

Carlos Arribas

Johan Bruyneel, director del US Postal, el equipo del meteoro norteamericano que atiende por Lance Armstrong, contesta a una pregunta desde su coche mientras el grupo de corredores selecto termina de bajar el Galibier. "Nada", dice el director belga que destacó como corredor varios años en el ONCE de Manolo Saiz. "Nosotros en lo que queda de etapa trataremos de limitar las pérdidas". Sólo media hora después, quienes rezaban para quedarse como estaban eran los compañeros de grupo del americano tremendo que había viajado en carroza de oro hasta el pie de Sestriere. "No era nuestra guerra", dice Bruyneel. "Así que le dije a Lance que ni un relevo a los del Kelme o del Banesto. No hemos tirado ni un metro para dejar a Olano detrás". Como explicó un director después, hubo "tortas" (deportivas, claro) entre los equipos españoles. Para el ONCE (Olano), el Banesto (Zülle) y el Kelme (Escartín) un puesto en el podio tras el inaccesible Armstrong (o a la espera de un desfallecimiento) es el máximo objetivo ahora. Para el Vitalicio (Casero), no tanto. "Esa no es nuestra guerra", dice Javier Mínguez, su director. "No es una guerra tanto como una lucha lógica por confluencia de intereses", explica Eusebio Unzue, director del Banesto, un hombre sonriente y casi feliz. "Sabía que Zülle era un superclase, pero hasta esta etapa no lo había comprobado a ciencia cierta". Una lucha por el podio, el ONCE tirando de Olano, Tonkov, Casero, en el valle, el Banesto tirando de Armstrong al mismo tiempo, en la que todos han ganado. El que más, Armstrong, quien sin tener que honrar a su maillot amarillo tirando del grupo de elegidos, ha llegado donde quería, y sin equipo al final (tras la caída de Livingston). O eso lo reconoce el norteamericano: "Pensaba que no había tenido suerte, que la composición del grupo en el que viajaba no me era favorable, pero luego vi que su único interés era distanciar a Olano, y así me llevaron". Una guerra que Escartín vio "a mil por hora": "El Galibier es un puerto que hace mucho daño, no tanto porque sea muy duro, sino porque es muy alto, más de 2.600 metros. Y encima lo hemos subido a toda velocidad".

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Manolo Saiz hace una semana disfrutaba de su equipo distanciando a Zülle, Gotti y otros pre favoritos tras el pasaje del Gois. Ayer, el mismo equipo, en la misma formación de combate, luchaba para acercar a Olano al grupo de Zülle tras el pasaje del Galibier. "Nos ha faltado un pelo", dijo Saiz. "Si hubiéramos bajado ese minuto en el valle, Abraham habría subido de entrada con los mejores y no habría perdido mucho tiempo, pero también ha sido mala suerte que en el grupo de adelante había gente más interesada que Armstrong en tirar". Manolo Saiz, que antes de empezar la etapa esperaba que pasara lo que ha pasado, no mostraba su cara más alegre y hasta se acercó a Eusebio Unzue a felicitarle por la etapa que había hecho el Banesto. "Ya dije antes de la contrarreloj que hasta que no terminaran los Alpes no podíamos hacer cuentas". Pero Olano sí que estaba contento, y más viéndose segundo en la general. "Me ha animado muchísimo superar a Dufaux en la subida de Sestriere", dijo. "La jornada ha sido muy positiva. Soy segundo y no me conformo con el podio. ¿Es que acaso Armstrong no puede tener un mal día?"

Armstrong ("espectacular e intratable", según Unzue) y su gente son los últimos que piensan que pueda fallar. "Recuerden", dijo Bruyneel, "que en junio nos pasamos todo un mes borrando carreras del calendario y aprovechando los días para ir a ver todos los puertos, de Alpes y Pirineos. Todos los conoce Lance. Todos los ha subido en el sentido en que los está subiendo el Tour. Lance ha perdido 11 kilos y le he enseñado a subir en agilidad lo que antes hacía en potencia. Ahora sube a lo Induráin. El trabajo rinde sus frutos".

Todos afinan su táctica para el Alpe d'Huez de hoy. Saiz cree que Olano en esta etapa, con la Croix de Fer también, lo tendrá más fácil para llegar a pie de puerto con el grupo de los mejores. Y José Miguel Echávarri, mientras, coge los dedos y hace el uno-dos. "A ver, ¿prólogo? Primero Armstrong, segundo Zülle; ¿contrarreloj? Armstrong-Zülle. ¿Sestriere? Armstrong-Zülle. Ése es el verdadero Tour. Y que cada uno saque sus conclusiones".

Alex Zülle, el suizo que duda, ya no necesita que le digan que está bien de piernas para creérselo. Lo ve él mismo: "Me da un gusto tremendo saber que he terminado muy fuerte, recortándole tiempo a Armstrong. Esto te da mucha moral Y en Alpe dIHuez voy a ir mejor".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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