El festival no sigue igual
e El festival que cada verano intenta encontrar estrellas de la canción ligera y da inyecciones de autoestima a pseudoglorias en horas bajas tocó el sábado por la noche a su fin. El dúo pamplonés Quintaesencia se alzó con el primer premio del Festival de Benidorm con la canción De manera espontánea. Tras esta 32ª edición, el certamen afrontará una profunda renovación que reduzca su duración a dos jornadas y que consiga dotarlo de una mayor proyección. Proyección es precisamente lo que le hace falta a este festival para cumplir su presunto objetivo -lanzar a la fama a jóvenes promesas de la lírica- y difuminar la sospecha de que es un escaparate más de los muchos que promocionan la ciudad turística por excelencia de la Comunidad Valenciana, una sombra tan alargada como las tres décadas en que ha estado vigente el evento. Salvo en muy contadas ocasiones, el festival ha beneficiado poco o nada a quien lo ha ganado. Véase si no, por próximo en el tiempo, el caso de Enrique Casellas. El vencedor del año pasado cantó en la gala de anoche. ¿Alguien sabe algo de él? ¿Se tiene noticia de qué ha hecho en el año que separan sus dos apariciones en el Parc de l"Aigüera? ¿Su carrera se ha visto propulsada a velocidad vertiginosa por tener una Sirena de Oro en la vitrina de su comedor? ¿Ha pasado de ser un chico que canta a ser una estrella? No, ¿verdad? Pues eso. Quintaesencia se impuso sobre sus 11 competidores y obtuvo la Sirenita de Oro y tres millones de pesetas. Como acompañamiento en su noche triunfal tuvo a una serie de artistas invitados que este año aumentaron de nivel respecto al año pasado. Además de Casellas actuaron Carlos Cano, toda una institución en el mundillo de la copla (al que el primero imita con cierta falta de pudor), y Rosario, que en estos días anda muy contenta por haber actuado en la madrileña plaza de Las Ventas junto a uno de sus ídolos, Lenny Kravitz. Hubo más canciones. Por ejemplo, las que componen el nuevo repertorio del dúo Cómplices. El matrimonio artístico y personal formado por María Monsonís y Teo Cardalda vuelve a cantar tras el descalabro de este último en su intento por resucitar al grupo Golpes Bajos. También se escucharon los ritmos discotequeros y petardos de Dana Internacional, la israelí ganadora del Festival de Eurovisión en 1998 que causó un gran revuelo en su religioso país por su condición de transexual. Por el apartado de estrellas que se apagan, Sergio Dalma dio sus últimos destellos, mientras que Los Pecos se erigían en representantes de los que se escapan cada junio del baúl de los recuerdos. De la tal Shakira, gritona y delicada como una piara a la hora del rancho, mejor ni hablar. La decisión que encumbró al dúo pamplonés al primer premio fue adoptada por 17 jurados ubicados en las centrales de la cadena Dial en cada una de las 17 comunidades autónomas, más un jurado de prestigio en Benidorm. El canal internacional de Televisión Española retransmitió el festival para toda Latinoamérica. En la edición de este año el festival ha cumplido 40 años de historia, puesto que se su primera edición se remonta a 1956. Tras unos años de parón, retomó su andadura en 1994.
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