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El conductor que atropelló a una niña deja su casa por miedo a una venganza

Julián P. H., el automovilista agredido el pasado miércoles en Hortaleza, tras atropellar mortalmente a una niña de 16 meses, ha abandonado su casa junto a los suyos. El conductor teme que la familia de la pequeña, de etnia gitana, cumpla sus amenazas de veganza. Una decena de antidisturbios permaneció ayer día y noche en el barrio para evitar represalias. El conductor fue puesto en libertad en la madrugada del jueves tras prestar declaración: "No vi a la niña. Sólo sentí un golpe", explicó.

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Ramona, la cría fallecida, jugaba el pasado miércoles junto a sus dos hermanos en el número 42 de la calle Alcaráz de Hortaleza. Eran las 18.25. A esa hora, Julián abandonaba la casa de su madre, Angelines, que vive frente a la familia de la pequeña Ramona, en el número 43. El hombre se montó en su Peugeot 406 aparcado en línea y dio marcha atrás para salir del estacionamiento. En ese momento, según la policía, el conductor arrolló a la niña de 15 meses, a la que no vio por los espejos retrovisores. Joaquín Saavedra, el padre de la víctima, explicó ayer que su "hijita" estaba sentada sobre la acera con los pies en el suelo: "El accidente ocurrió cuando mi mujer entró a la casa a por un vaso de agua. Cuando me di cuenta, la pequeña ya estaba debajo del coche". La madre también contempló la tragedia. "No me dio tiempo a cogerla", se lamentaba. "Cuando me di cuenta ya tenía la rueda encima de la niña".

"No fue un accidente"

El padre de Ramona, en tono desafiante, mantiene que no fue un accidente: "Él se ha dado cuenta de que los niños estaban ahí porque ha pitado y ha pasado dos veces por encima de la niña, primero hacia adelante y luego marcha atrás". El conductor ha declarado a la policía que en ningún momento vio a la pequeña. "Sólo sentí un golpe al dar marcha atrás", explicó. Después del accidente, Julián bajo del coche y se ofreció a llevar a la niña al hospital. La policía asegura que los familiares de la cría sacaron del coche al conductor y le golpearon con palos y puños.

El padre de la chiquilla fue desarmado por un coche patrulla de la Policía Nacional cuando llevaba un cuchillo entre sus manos. Fue necesario enviar más refuerzos policiales para evitar que Julián y su familia fuesen agredidos, según la policía. Joaquín reconoció ayer que golpeó al dueño del coche y se llevó el vehículo para trasladar a su hija al hospital. "No le dimos ninguna paliza", aclara. "Vi que decía, "yo la llevo, yo la llevo, pero no la llevaba. Entoncés le dí un puñetazo y le quité el coche", declaró Joaquín. La niña ingresó en estado crítico en la UCI del hospital de La Paz. Murió al filo de la medianoche del pasado miércoles.

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Angelines y su hijo Julián salieron del barrio escoltados por la policía media hora después del atropello. Dos patrullas de la policía permanecieron en la calle donde ocurrió el atropello ante las amenazas de la familia de Ramona. Ayer por la mañana, una decena de agentes de la Unidad de Intervención Policial, aún vigilaba el barrio.

Joaquín Saavedra, su mujer y sus tres hijos viven sin luz en una casa baja de 30 metros cuadrados de la calle de Alcaraz. Ésta familia asegura que estaba enfrentados desde hace mucho tiempo a los parientes del conductor, ya que les habían denunciado por utilizar fraudulentamente la luz.

Ley del silencio

La ley del silencio se ha establecido en el barrio tras la tragedia. Los vecinos estan atemorizados. Muy pocos se atreven a hablar. "No nos queremos meter en líos, no queremos saber nada del accidente porque podemos tener complicaciones", se limitó a decir una señora. Otra mujer apuntó que los niños jugaban todos los días en la calle y gateaban "peligrosamente en el asfalto". La familia de Ramona no está dispuesta a perdonar. "Sólo pido justicia", dice el padre de la niña. "Le detuvieron y luego le pusieron en libertad", agrega. "Mientras mi hija estaba en el anatómico forense, él estaba durmiendo con la pata ancha en su casa. Eso no es ley". Los tíos de Ramona gritaban ayer que "habrá justicia de verdad". Julián prestó declaración el pasado miércoles por la noche en la comisaría de Chamartín. A continuación, fue puesto en libertad.

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