La mala suerte de Sete
Sete Gibernau llegó a Inglaterra como la sorpresa de la temporada, con ganas de seguir progresando, pero ni siquiera pudo participar en la carrera de 500. En el warm-up (entrenamiento matinal previo) su Honda le descabalgó con violencia y se dislocó la clavícula izquierda. La lesión, sin ser grave, sí resultó dolorosa, y el piloto barcelonés tuvo que contentarse con ver por la tele la victoria de su amigo Crivillé. "Estoy triste, pero todos sabemos que las caídas son gajes de nuestro oficio", comentó Gibernau, que estará recuperado para correr en Alemania dentro de 15 días. Pese a no puntuar ayer, continúa ocupando la cuarta posición del Mundial, a 66 puntos de Crivillé. Su pena la compartió con su primo Lucas Oliver, que corre en 250 y se cayó en la segunda vuelta.
Más preocupante aún parece la situación de Carlos Checa, cuya falta de adaptación a la Yamaha con la que debuta este año le deja repetidamente lejos de las posiciones de prestigio. En las dos últimas carreras ha sufrido sendas caídas, la de Assen por culpa del francés Laconi y la de ayer en Donington fruto de su propia frustración.
"Estaba 13º en la parrilla, he salido fatal y me he desconcentrado", dijo para explicar el accidente que sufrió en la primera vuelta. El piloto que le sustituyó en el equipo de Sito Pons, Juan Bautista Borja (Honda), realizó una de sus mejores carreras en 500, cerca de la cabeza, para acabar séptimo, mientras que el sevillano José Luis Cardoso (Honda) se retiró al cabo de seis vueltas, aquejado de una lesión muscular crónica en los brazos de la que seguramente será intervenido esta semana.
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