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HB celebra con Baldo la "reconquista" de Hernani

Mikel Ormazabal

El pueblo de Hernani hizo los honores a su "héroe", el histórico dirigente de ETA José Javier Zabaleta Baldo, quien ayer retornó a su localidad natal para ser investido, aunque preso, con el cargo de concejal. Su presencia eclipsó la elección de Mertxe Etxeberria, de EH, como alcaldesa del municipio más estimado por la izquierda abertzale. A HB le ha costado ocho años celebrar la reconquista, casi el mismo tiempo que ha pasado desde la detención de su hijo predilecto, en Biarritz en 1990. Dos décadas después de escapar de Hernani para enrolarse en ETA y tomar las riendas del aparato militar y pertenecer a la ejecutiva de esta organización, Baldo pisó ayer de nuevo territorio aliado. Llegó a las 10 en punto de la mañana al Ayuntamiento acompañado por una dotación policial y fue aclamado entonces por varios centenares de personas reunidas en la Gudarien emparantza (plaza de los soldados vascos). Durante la celebración del pleno, en un salón tomado por numerosos simpatizantes de HB, se cumplió lo previsto. No asistió el concejal electo del PP, ni el portavoz socialista José Morcillo; los nuevos ediles de EH lucieron sendas camisetas reivindicativas en favor de los presos vascos, y el alcalde saliente, José Antonio Rekondo (EA), asistió impertérrito. El resultado de la votación deparó nueve apoyos para Mertxe Etxeberria y uno para José Morcillo, mientras los representantes de la coalición PNV-EA dejaron en blanco su papeleta. Los votos para Etxeberria tuvieron como eco un estruendo festivo; los votos en blanco [por Rekondo] fueron contestados con una interjección de lamento. Entretanto, desde los exteriores del consistorio, un gentío siguió por la megafonía el desenlace del pleno. Una vez proclamada alcaldesa, Mertxe Etxeberria prometió trabajar por un pueblo "justo, libre, euskaldun y soberano". Rekondo aceptó deportivamente el resultado y acudió presto a felicitar a la nueva regidora. Pero toda la atención estaba centrada en Baldo, quien comenzó a recibir abrazos y felicitaciones del público presente en el pleno. Después, el preso etarra, que cumple condena por su participación en siete asesinatos, salió al balcón consistorial, y se hizo el delirio en la plaza del pueblo. Baldo izó la ikurriña, cantó el Eusko gudariak (himno al soldado vasco) y se recluyó en el despacho de alcaldía, donde recibió a sus familiares y amigos más allegados. A las dos y media en punto se le terminó el permiso y fue devuelto por la Ertzaintza a la prisión.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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