La catástrofe de la "pinza"
Que la estrategia de la pinza ha sido una catástrofe para IU es algo que nadie discute. Hasta la propia coalición ha tenido que reconocerlo tras los resultados electorales del 13-J. Nada se ha dicho, sin embargo, acerca de los efectos que dicha estrategia ha tenido en el PP. Se ha tendido a considerar que los efectos han sido positivos y que la alianza con IU no ha tenido para él ningún tipo de coste. Creo que tras el 13-J y, sobre todo, tras los pactos a través de los cuales se han acabado definiendo los gobiernos municipales y provinciales en Andalucía, las cosas van a empezar a ser vistas de manera diferente. Porque el origen de lo que ha ocurrido tras el 13-J está en las elecciones autonómicas de 1994 y en la pinza constituida con posterioridad por el PP e IU. Con dicha estrategia, el PP se alió con la única fuerza con la que no podía aliarse. Puso a IU en la senda de una debilidad extrema, que sólo podía acabar conduciendo a un reforzamiento en el futuro del PSOE. No sólo por el trasvase de votos de IU al PSOE, sino también porque una IU debilitada tenía que acabar conduciéndola a una rendición casi sin condiciones al PSOE. Y marginó, por último, de tal manera al PA en el interior del sistema político andaluz, que no le dejó otra salida que echarse en brazos del PSOE. El resultado ha sido que el PP, como el coronel de la novela de García Márquez, no tiene quien le escriba. Se ha quedado absolutamente solo y ha dejado al PSOE como dueño y señor del sistema político andaluz. No sólo ha visto reforzada su posición como primer partido político en Andalucía y ha conseguido aumentar su diferencia respecto del PP tras la experiencia de dos años seguidos sin presupuestos por la pinza, sino que ha inhabilitado al PP como partido de gobierno en Andalucía en el corto y hasta en el medio plazo. Esto es lo que los pactos municipales y provinciales tras el 13-J han puesto de manifiesto. A pesar de que los resultados del PP en 1999 han sido mejores que en 1995, su posición política es extraordinariamente más débil. Ha perdido, de momento, cuatro capitales de provincia y la diputación de Málaga. Pero ha perdido, sobre todo, el futuro. No tiene dirección regional ni política para Andalucía, no sabe a quién va a presentar como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía y lo único que puede esperar es ver cómo se va a ir desmoronando el poder municipal que todavía conserva. Antes de decir todas las tonterías que están diciendo acerca de los pactos suscritos por el PSOE, IU y PA para constituir los gobiernos municipales y provinciales, Javier Arenas y Teófila Martínez deberían reflexionar sobre la barbaridad que hicieron en 1994. En la pinza del 94 está el origen de todo lo que les pasa. Javier Arenas se pasó de listo. Eso en política acaba pagándose. Y mucho.Los pactos posteriores al 13-J no son más que la primera factura.
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