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Entrevista:GUILLERMO McGILL | MÚSICO

"María Zambrano suena a libertad y tradición"

Con 34 años, Guillermo McGill (Montevideo, Uruguay), tiene ya un currículo para sacar pecho. Percusionista y compositor de jazz, ha sido premiado cinco veces en España, donde reside desde hace 20 años. Miembro del trío de Chano Domínguez, junto al pianista gaditano y el contrabajista Javier Colina, McGill ha tocado con Serrat, Martirio, Ana Belén, Marta Valdés, Morente, Joe Pass, Kenny Wheeler, Riqueni, Javier Ruibal o Jorge Pardo. Esta noche (21.00) actúa en Málaga con su cuarteto (Marc Miralta, Perico Sambeat y Josep Pérez) en el Centro Cultural Provincial dentro del ciclo La raíz en la frontera. Avanzará su primer disco en solitario, Los sueños y el tiempo (El Europeo), composiciones que mezclan jazz, flamenco, tango y candombe y que están alentadas por el pensamiento de la filósofa María Zambrano. Pregunta. ¿Cómo suena la razón poética de María Zambrano? Respuesta. Suena a libertad y a tradición. Una libertad musical que tiene raíz y no es gratuita. Como su pensamiento. P. ¿Qué habrá en Los sueños y el tiempo? R. Será un disco-libro con fotografías y textos de Zambrano, míos y de expertos en su obra o en música. Y en lo musical, actúo como alquimista, juntando diferentes formas de hacer música: el jazz, que actúa de nexo, como lenguaje libre principal, el tango, el flamenco y el candombe (música africana popular en Suramérica). P. ¿Cómo le ha dado por un proyecto tan peculiar? R. María Zambrano me fascinó. Ella defiende la necesidad de que la razón penetre en otras zonas, en "las zonas insondables de la irracionalidad". Este trabajo es una invitación a acercarse a otro lenguaje menos racional, a constatar la posibilidad de un uso más amplio y libre del pensamiento y la música. P. ¿Dónde se unen jazz y flamenco? R. Yo toco desde la libertad que me da el jazz utilizando ritmos y la forma de decir flamenca, su pellizco y su fraseo. P. Usted conoció el flamenco hace 15 años. R. Empecé por hambre. Con la compañía de Manuela Vargas. No tenía ni idea. Luego me he empapado. En el jazz se había perdido el aspecto de baile y eso se conserva en el flamenco. Si tocas para bailar lo haces de manera más energética y viva. Seguir haciendo jazz como miles de tíos de Nueva York no tiene sentido. Debes plantearte quién eres, qué quieres decir y a quién quieres contarlo. P. ¿Se siente elitista? R. Para nada. Yo he copiado mucho en mi vida. Pero no puedo pretender enseñarle a la gente eso. Cuando creas que tienes algo que decir, dilo. Pero tienes que tener algo que decir de verdad. Con la música no se puede mentir. Los que llevan la música incorporada siempre tienen algo a lo que atenerse, cierta esperanza en la vida.

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