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Efectos y causas

La tragedia teatralizada por Anguita tras la catástrofe electoral de IU ha concluido como una farsa: el Comité Político Federal rechazó el pasado fin de semana su dimisión como coordinador general de la coalición. No sólo la puesta a disposición de su puesto de trabajo fue realizada por el renunciante con la boca chica. El cese de Anguita tampoco les interesaba a sus camaradas, necesitados de tiempo para preparar la sucesión; ni a los dirigentes y publicistas del PP, confiados todavía en sus cualidades taumatúrgicas para erosionar al PSOE; y ni siquiera a los socialistas, espectadores complacidos de la decadencia electoral de sus competidores en la izquierda. El gran organizador de la derrota del 13-J ya se había quitado previamente de encima la responsabilidad por un desastre electoral que le ha costado a IU el 40% de los votos en las municipales y el 50% en las autonómicas y europeas; la principal excusa inventada por Anguita es el bipartidismo, creado artificiosamente por el sistema electoral, fomentado por los medios de comunicación y altamente perjudicial para IU como consecuencia del voto útil que beneficia al PSOE . La confusión de Anguita entre los efectos producidos por los hechos y las causas que los fabrican llega al extremo de invertir las secuencias lógicas. Es verdad que "los criterios de representación proporcional" inspiradores -por mandato constitucional- del sistema electoral español quedan perturbados por la regla D"Hondt en las circunscripciones provinciales que designan a menos de siete diputados; según Josep M. Colomer (El arte de la manipulación política, Anagrama, 1990), el mecanismo inductor del voto útil, favorable a los dos primeros partidos y discriminador de la tercera lista, afecta a 38 de las 52 circunscripciones en las elecciones para el Congreso. Pero esa distorsión no altera las elecciones europeas (una circunscripción única con 33 millones de posibles votantes designa a los 64 diputados de Estrasburgo); ni las elecciones autonómicas (la composición de los parlamentos de las comunidades oscila entre los 33 diputados riojanos y los 102 madrileños) ; y ni siquiera las elecciones municipales en las capitales, las ciudades medias y las poblaciones rurales con ayuntamientos formados por más de seis concejales. En realidad, Anguita invierte la relación entre los efectos y las causas de su derrota: los antiguos electores de IU no decidieron abstenerse o respaldar al PSOE en la triple consulta del 13-J por culpa de un -inexistente- voto útil, sino por el recuerdo del voto malgastado a favor del PP en 1995 tras la negativa de la coalición a pactar con el PSOE en las autonomías y municipios donde hubiesen podido gobernar.

Anguita también denuncia que los medios de comunicación fomenten intencionada y malévolamente el bipartidismo: lejos de reflejar la realidad de los hechos y de recoger las opiniones dominantes en la sociedad, la prensa, la radio y la televisión fabricarían las noticias y sesgarían los juicios para perjudicar a IU. En un reciente libro de conversaciones con Miguel Ángel García Barbero (Julio Anguita. Humano, demasiado humano, Akal, 1999), el coordinador general de IU aclara: "No me chupo el dedo... Los medios de comunicación, ¡qué puñetas!, van a por mí ideológicamente". Sus directores y altos responsables "no son gente de bien"; en la conjura participan "unos famosos muñecos de Canal +" y sobresalen EL PAÍS y La Vanguardia, donde "se tergiversan las cosas" y se escriben "los editoriales más indecentes que he podido leer nunca"; en cambio, Abc es un periódico "serio" y "hay determinadas cosas que las escribe con propiedad".

Se trata, en última instancia, de una "dictadura informativa" contra la libertad de expresión: "Es el régimen como el de Franco aplicado a la información". No sólo la política se halla "embrutecida" y "prostituida"; también lo están los medios de comunicación, que "manipulan" y que producen "realidad virtual". Pero Anguita no desfallece: "Además de marxista", confiesa a su Eckermann periodístico, "soy mediterráneo, y Grecia en mi sangre palpita, y África y el islam". El coordinador de IU contrapone con orgullo su "visión de teólogo" a la "visión-sacristía" de los partidos: "Nosotros los comunistas tenemos toda la eternidad por delante". Cualquier periodista crítico con Anguita debe saber a qué atenerse: "Usted y yo somos enemigos, nos llevamos cortésmente, pero usted va por mí, y yo en la medida que pueda iré por usted".

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