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"¡Papá, estamos clasificados!"

Sainz prefirió no ver el Francia-Eslovenia y se enteró de la clasificación por la llamada del hijo de un federativo

Robert Álvarez

"¡Papá ha ganado Francia! ¡Estamos clasificados!". José Luis Sáez, vicepresidente de la Federación Española, no daba crédito. Era su hijo Pepo, de 9 años, quien después de haber visto el partido por televisión le llamaba desde España para darle la noticia. Francia le había ganado a Eslovenia. España estaba en cuartos de final. Sentado en la terraza de un café de Pau, al lado de Sáez, el seleccionador español, Lolo Sainz, ponía los ojos como platos. Nuevo aviso de llamada. Esta vez el que suena es el teléfono móvil del propio Sainz. También es su hija. La extraordinaria noticia se confirma. España estará entre los ocho primeros del Europeo. Derrotada ya de forma imprevista Yugoslavia ante Rusia -el resultado contrario también le hubiera dado el pase a España-, ya no quedaba más vuelta de hoja. O ganaba Francia, o maletas y para casa. La selección había regresado a su hotel de Pau tras vencer a Israel con holgura. Sainz, desde allí, había empezado a ver por televisión el partido entre yugoslavos y rusos. Primero empezó a inquietarse, luego se mosqueó y acabó tan irritado por la beatífica forma en que los yugoslavos permitían ser derrotados por los rusos que optó por dejarlo correr e irse a tomar un refresco en compañía de Sáez.

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Consumado el triunfo de Rusia (76-68) sólo restaba esperar a que Francia ganara a Eslovenia. De lo contrario, los eslovenos hubieran sumado tres victorias, las mismas que España, que al haber perdido en su enfrentamiento directo contra el equipo de Zdovc, se hubiera visto relegada al quinto puesto, hubiera quedado eliminada y por vez primera desde 1977 fuera de los ocho primeros en un Europeo. Las primeras noticias que les llegaron a Sainz y a Sáez desde el pabellón a través del teléfono móvil también eran descorazonadoras. Eslovenia le estaba dando un baño a Francia, que perdía por 19 puntos. Luego, silencio. No llegaban más noticias.

Pero en el pabellón de Pau sucedía algo como pocas veces se ha visto. El público, correcto pero incansable, sacaba a su equipo del agujero. No había mejor estimulante que el ambiental. Y Eslovenia espezó a venirse abajo. Francia, a dos minutos para el final, se puso por delante. Y no perdonó (74-69).

Sainz, poco después y antes de cenar en un céntrico restaurante de Pau con la delegación española, llamó por teléfono al seleccionador francés, Jean-Pierre de Vincenzi. "¡Gracias por el esfuerzo que habéis hecho!", le dijo el seleccionador español. "La verdad, no hubiera podido soportar una mirada de reproche tuya¡", le contestó De Vincenzi. Lolo admitió que había pasado cinco horas terriblemente angustiosas.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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