Postelectoral

VICENT FRANCH Para quienes nos dedicamos con intensidad a los estudios electorales la predicción implica un riesgo suplementario: está en juego nuestra propia credibilidad como estudiosos. Por ello, y ahora que casi todo el mundo ha hablado, me parece oportuno recordar lo que escribí y publiqué en estas mismas páginas el 14 de abril, dos meses antes casi del 13 de junio, pues si entonces era lo único que podía decir cabalmente de lo que podía ocurrir, los resultados lo habrían corroborado con cierta fidelidad. Dije que el panorama político valenciano no daba para grandes movilizaciones, y la caída de la participación con respecto al 95 (casi 8 puntos más de abstención, y muy alarmante en las grandes ciudades) corroboró la previsión. Expliqué que la distancia entre el PSOE y el PP en las tres capitales de provincia difícilmente se reduciría hasta alcanzar los 15 puntos no habiendo candidatos con carisma compitiendo con los del PP, y que en Elche o Alcoy, por hablar de dos feudos tradicionales de la izquierda, se iban a invertir las perspectivas entre PSOE y PP, y ocurrió que en las primeras, la distancia creció con respecto al 95, y, en las segundas, se produjo la inversión. De acuerdo con ello no dudé en predecir la mayoría absoluta del PP en las Cortes Valencianas. Pronostiqué, después de explicar los factores que creía iban a operar, que EU difícilmente llegaría al 7%, y sólo obtuvo el 6,1. Sin embargo, escribí que "el PSOE va a encontrar dificultades para movilizar suplementos que le lleven más allá del 30%", y este partido repitió prácticamente el porcentaje del 95, con el 34,5%, aunque perdiera votos con respecto a las anteriores autonómicas. Y es que en el caso del PSOE, no ponderé suficientemente, quizás por precipitación, que su suelo electoral, unido al grado de fidelidad de sus votantes (que las encuestas auguraban), debía operar en un sentido corrector. Apuntaba que el resto de los competidores se enfrentaban a "una prueba de fuego quizás definitiva para su futuro político". En ese sentido, y en contra de lo que aseguraban las encuestas, la superación del 5% por parte de UV la veía dudosa, aunque la supeditaba a una hipotética recuperación en las circunscripciones de Alicante y Castellón (donde presentaba más listas municipales que en el 95), dando por sentado que en la de Valencia su declive iba a ser imparable. Y, en efecto, sus pérdidas en la de Valencia fueron espectaculares, en votos y en porcentaje, y sus esperadas ganancias en Alicante y Castellón fueron ligeras pérdidas. En el caso del BNV-EV, finalmente, después de enumerar exhaustivamente las razones por las que, de salida, estaba en buenas condiciones para obtener representación parlamentaria, señalaba que aunque lógico beneficiario parcial del desastre partidario socialista no era "mecánico u obligado receptor porque sí de sus votantes más valencianistas o nacionalistas", y que sólo "si consigue doblar las candidaturas" municipales su destino le llevaba a alcanzar el deseado 5%. El BNV-EV aumentó sus candidaturas, pero sólo de manera muy discreta, y no siempre con éxito, y puede decirse ahora que no consiguió todo el voto valencianista o nacionalista del PSOE, aunque la fidelidad de su voto municipal fuera mayor que en el 95, con algún tropiezo importante donde tenía poder municipal, por lo que también la incógnita que señalé para el BNV-EV habría resultado tal hasta el final. Vicent.Franch@uv.es