Otro más

En su artículo Hayek, Pinochet y algún otro más (EL PAÍS, 22 de junio), el profesor Juan Torres López afirma que "los países que han avanzado en el respeto a la libertad y la democracia... han sido los que han sabido generar un marco de regulación que limite, precisamente, los evidentes efectos perversos del mercado". No sólo una economía neoliberal no es ninguna garantía de la democracia, dice él, sino que incluso puede consistir generalmente en subordinar a esta misma. En otras palabras, según el profesor Torres, una economía de mercado sin restricción -con sus "efectos perversos"- es contraria al interés del público. Esto no es nada nuevo en la teoría de la economía política. Es exactamente lo que dijo en el siglo XVIII el padre de la economía política y el profeta de la libre empresa, mi compatriota Adam Smith: "El interés de los empresarios, sin embargo, en cualquier campo de comercio o fabricación, es siempre en algunos aspectos distinto, e incluso contrario al del público". Él describe a los los empresarios como "una clase de hombres cuyo interés no es nunca exactamente igual al del público; que tiene generalmente un motivo para engañar e incluso oprimir al público, y que, por consiguiente, en muchas ocasiones le han engañado y a la vez oprimido".

Es evidente que, sin un "marco de regulación" y la intervención del Gobierno no se puede garantizar la protección del público y la democracia.- Málaga.