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El ex presidente de Improasa niega que favoreciera a Orefici al vender Intelhorce

José Miguel Moreno García, ex presidente de Improasa, la empresa pública que gestionó la venta de la textil Intelhorce, volvió a negar ayer que hubiera existido trato de favor por su parte hacia el empresario italiano Giovanni Orefici a la hora de adjudicar la empresa. Moreno, que respondía ayer por tercer día consecutivo a las preguntas de la fiscal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Málaga, Miriam Pacheco, asegura que no había mantenido contactos previos a la venta ni con el empresario italiano ni con el representante de éste en la operación, el abogado sevillano José Manuel Muñiz. Moreno y Muñiz habían sido compañeros en la facultad, pero, según declaró el ex presidente de Improasa a preguntas de la fiscal, llevaban 25 años sin verse y sólo coincidieron cuando el último acudió como representante de Orefici para interesarse por la empresa. El ex presidente de Improasa, que pasó seis meses en la cárcel acusado de haber cobrado una comisión por interceder a favor de Orefici en el proceso de privatización de la empresa pública, ha centrado toda su declaración ante el tribunal en demostrar que no hubo trato de favor. La fiscal ha tratado insistentemente de averiguar por qué Moreno, a cuya empresa había encargado la Dirección General de Patrimonio del Estado buscar un comprador idóneo para la textil, no comprobó la solvencia de Orefici, que en el momento de la compra, según sus propias declaraciones, mantenía importantes deudas con la multinacional Benetton. Ayer, Moreno reconoció que había pedido "informes" sobre el empresario, pese a que recalcó que hacer averiguaciones sobre su solvencia "no era en absoluto la función de Improasa". Tampoco supo, hasta que lo leyó en el sumario del caso, que Orefici había presentado cheques sin fondos para satisfacer los primeros plazos del aval de 2.000 millones que tenía que aportar para quedarse con la empresa. También insistió la fiscal en la relación entre Orefici y la multinacional Benetton, y hasta qué punto había influído la presencia de la potente firma en la decisión de conceder la textil al empresario italiano. Moreno respondió que Orefici "siempre dejó claro que el comprador era él y no Benetton", aunque precisó que las relaciones comerciales que el empresario mantenía con la firma -era su hombre de confianza en España- habían pesado en la decisión. "Orefici venía adornado de las características de un hombre de Benetton, de franquiciador capaz de hacer todo lo que decía", señaló Moreno. La fiscal preguntó también si no le había resultado extraño que la oferta de Orefici fuera la única que no contemplaba reducción de plantilla. "No, porque ellos resolvían el problema consiguiendo comercializar el tejido obtenido", dijo.

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