_
_
_
_
_

Don Ángel no puede andar por el campo

Ángel Trigueros, es la única persona en el mundo no autorizada a pasar por la finca Alhoril, de 239 hectáreas, la mayor propiedad de Tocón, una pedanía de Íllora, en Granada. La finca es tan extensa que es inevitable cruzar por ella para ir a determinados parajes de la población. Trigueros, hasta hace unos días, cruzaba a diario como cualquier hijo de vecino la verja que da acceso a la finca. En el interior, en una vivienda cedida de por vida por los antiguos dueños, el cacique Carlos Arévalo y su esposa Margarita Avilés, residen unos amigos suyos, un matrimonio con un hijo que sufre una grave minusvalía al que solía transportar con su automóvil. Ahora no; a la entrada de la finca hay un cartel que lo proclama a las claras: "Prohibido el paso a la finca Alhoril a don Ángel Trigeros [sic] Fernández. La Propiedad". Como es hombre de paz, Trigueros no ha contravenido la orden, a pesar de que hasta el párroco, don Enrique, lo ha inducido a infringir tan arbitraria norma colocada, según él, por el constructor Isidro Moleón, actual dueño del latifundio. ¿Qué ha hecho Ángel Trigueros para le prohiban el paso por una finca por donde todos caminan libremente? Trigueros aceptó hace un par de meses la invitación del Partido Popular de Íllora para cubrir uno de los últimos puestos de la candidatura al Ayuntamiento, uno de esos condenados a la desesperanza. Sin embargo, un candidato no puede renunciar a su trabajo, aun sin posibilidad de ser elegido, y Trigueros dio "un discurso", esto es, intervino en un mitin ante 50 o 60 simpatizantes del PP. "Yo le dije a los presentes que el dueño de la finca, ya sea el Arzobispado o Isidro Moleón, no quiere construir la residencia de ancianos que prometió don Carlos Arévalo antes de morir. También dije que Moleón iba a dividir la finca en solares para construir viviendas y recomendé a los presentes que no compraran sin escrituras". El 14 de junio, un día después de las elecciones municipales, apareció el cartel junto a la entrada. Este periódico intentó ayer sin éxito hablar con Isidro Moleón, que se encontraba de viaje. La finca Alhoril no es un heredad cualquiera. Sus primitivos propietarios murieron sin descendencia pero, buenos cristianos, decidieron constituir una fundación presidida por el arzobispo de Granada. Entre sus fines, según consta en los estatutos, figura el fomento de las vocaciones sacerdotales, la edificación y sostenimiento de escuelas, colegios y asilos, el reparto de becas a los estudiantes e incluso organizar grupos de monjas para que predicaran por el pueblo la doctrina de la Santa Madre Iglesia. Pero ninguno de los fines que en vida proyectó el cacique y su esposa se llevaron a efecto. En 1990 se creó la fundación San Carlos y Santa Margarita, e incluso hubo un amago de ponerla en marcha. Pero nada más. Luego, no se sabe por qué intereses, la fundación vendió el latifundio a Isidro Moleón a cambio, según Trigueros, de que éste construyera diferentes templos en la provincia. Pero que preocupa a Trigueros y a otros vecinos de Tocón de Íllora es que la voluntad del terrateniente no se haya cumplido. Algunas de las numerosas servidumbres de paso han sido cerradas en los últimos tiempos, igual que la era, donde los muchachos solían en otros tiempos jugar los partidos de fútbol. "Yo intenté a través del PP conseguir que nos hicieran la residencia, y mire el resultado. Acato lo que dice el cartel. Mi condición no es de faltarme con nadie", dice Trigueros.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_