La pasión invade Soria
El Numancia ha logrado llenar Soria de fútbol y pasión, algo inimaginable hace cinco años. Hoy todo es pasión en la capital soriana. El Numancia, fundado en 1945, toma su nombre de las ruinas que miran a Soria desde la localidad de Garray, unas páginas de fuego y lucha en la historia de España.
El sueño de la Primera era inimaginable hace tan sólo tres años. Entonces llegaron dos personas talismanes para el equipo: el presidente Francisco Rubio, de quien dicen que ha nacido de pie, y que convierte en suerte aquello que toca; y por otro lado, el entrenador Miguel Ángel Lotina. Con ellos llegó el cambio. Se olvidó el juego en la localidad de Garray, donde se consiguió el ascenso a la Segunda B y el equipo se instaló definitivamente en Soria.
Con Lotina en el banquillo el Numancia logró su mayor gesta. El 14 de febrero de 1997 cayó en cuartos de final dela Copa frente al Barcelona. Se ganó a varios equipos de Primera y sólo el Barça, que durante 15 minutos también estuvo eliminado, consiguió que el Numancia no siguiera en aquella ronda.
Acabó aquella temporada, Lotina se fue al Logroñés y el destino estaba escrito para que volviera.Pero el Numancia ascendió a la Segunda A con un gallego sabio como Antonio Gómez en el banquillo. Se juegó el ascenso con el Recreativo de Huelva, destinos de la vida que se empeñan en repetir luchas, y el Numancia no falló. Pasó una primera temporada en la división de plata del fútbol nacional con más pena que gloria. Y la oportunidad estaba servida de nuevo para Lotina. La lotinitis de Francisco Rubio era clara y el Numancia recuperó a su entrenador talismán. Pocos apostaban por él a principio de temporada, aquellas frases de segundas partes nunca fueron buenas tuvieron que callar ante los resultados de un equipo sin extranjeros. El juego no era vistoso, los resultados, sí.
Jesús Gil, presidente del Atlético de Madrid y soriano, aconsejó a su colega Francisco Rubio que había que subir, que la diferencia son mil millones por lo menos entre la Primera y la Segunda. Y el Numancia, ya sociedad anónima, y su presidente, empresario con visión de futuro, lo tuvieron claro. Campo nuevo, resultados claros y cuentas saneadas: ascenso a Primera
