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FÚTBOL 38ª y última jornada de Liga

El Madrid alcanza su objetivo mínimo

El equipo de Toshack, segundo de la Liga después de una mala temporada y una fácil victoria ante el Deportivo

Santiago Segurola

El descenso en el nivel de exigencias del Madrid supone que partidos como el de ayer se consideren un éxito. El equipo alcanzó un puesto en la próxima Liga de Campeones, objetivo mínimo en un club que debe reflexionar sobre el presente y sobre el futuro. Con los resultados en la mano, la temporada ha sido mediocre. El Madrid no puede vender humo con el segundo puesto en la Liga. Nunca ha estado en la pugna por el título, salió despedido de la Copa con una derrota humillante en Mestalla y pasó de puntillas por la Copa de Europa. Ha habido mucha polémica y poco juego, menos en cualquier caso de lo que apuntaba la calidad de su plantilla. Hasta el final ha prevalecido la sensación de un Madrid desaprovechado. Las razones son varias y atañen al papel de la directiva, los jugadores y los dos entrenadores. La hinchada agradeció ayer la victoria, pero la distancia con el equipo persistirá hasta nueva orden, hasta que vuelvan las señales del cambio. Alguna moraleja dejó un partido que se presumía intenso y derivó en pachanguita. La temprana expulsión de Schurrer acabó con la resistencia del Deportivo, otro equipo incapaz de dar un paso adelante cuando las circunstancias se lo han exigido. En Chamartín sólo se vio a Turu Flores, delantero singular que rompe muchas convenciones sobre el fútbol de hoy. Bajo sospecha de Irureta durante toda la temporada, a Turu Flores hay que medirlo por su capacidad para hacer goles y por su habilidad con el balón. Para lo demás (la presión, los desmarques y todo eso) puede que no sirva, pero gol tiene y habilidad le sobra. Y también un descaro que le impide borrarse de los partidos. Mientras los demás jugadores del Deportivo se emplearon con una timidez enfermiza, Turu hizo pasar un mal rato a toda la defensa del Madrid. Hasta que se quedó sin gasolina, porque tampoco es un portento físico.

REAL MADRID 3

DEPORTIVO 1Real Madrid: Illgner; Panucci (Tena, m.80), Campo, Sanchis, Roberto Carlos; Karembeu, Redondo; Raúl (Ognjenovic, m.88), Seedorf, Mijatovic (Savio, m.52); y Morientes. Deportivo: Songo"o; Manuel Pablo, Naybet (Ramis, m.46), Schurrer, Romero; Ziani, Mauro Silva (Armando, m.55), Donato, Hadji (Manjarín, m.47); Turu Flores y Pauleta. Goles: 1-0. M.38. Centro de Roberto Carlos y Raúl se anticipa a la defensa. 2-0. M.42. Seedorf progresa por la derecha, se enreda y cede la pelota a Raúl, que la coloca en la portería. 3-0. M.46. Morientes levanta la pelota sobre Songo"o en un mano a mano. 3-1. M.60. Turu Flores regatea a Redondo y clava un excelente zurdazo. Árbitro: Fernández Marín. Expulsó a Schurrer (m.24). Amonestó a Sanchis y Campo. Unos 80.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu. 38ª y última jornada de Liga.

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Toshack planea el futuro

Pareció conveniente que los autores de la victoria fueran Raúl y Morientes, los dos futbolistas que han mantenido al Madrid en los peores momentos del campeonato, que han sido muchos, por cierto. Raúl logró ayer el trofeo Pichichi que le acredita como máxima goleador de la Liga. Un premio merecido. En una temporada perfectamente olvidable del Madrid, Raúl ha marcado 25 goles, la cifra más alta en sus cinco años en Primera División. Pero con todo lo que pueda significar el galardón en el aspecto personal, se hace difícil pensar en la satisfacción de Raúl, futbolista voraz de títulos. Por lo que parece, el Madrid no está en condiciones de lograrlos en la medida que se espera. Deberán cambiar muchas cosas para girar la situación actual.

Tan importante para el partido como los goles de Raúl fue la discutible expulsión del central Schurrer (m.24). Hasta entonces no existían las áreas. El Deportivo hacía esfuerzos por controlar el juego, pero no le alcanzaba para comprometer a la defensa madridista. Al equipo gallego le faltaban energía y voluntad de victoria. Cualquier inconveniente le tiraría a la lona. La expulsión de Schurrer se interpretó como la excusa perfecta. Poco después Raúl marcó el primer gol, ante la indiferencia de los centrales y de Songo"o.

El segundo tanto cerró el partido y lo convirtió en un entrenamiento. Un gol que debió de enfadar a Irureta con Naybet. Y con razón. El central acudió al corte frente a Seedorf con una desgana escandalosa. Después, la jugada se enredó, cosa que suele ocurrir con Seedorf. Pero Raúl se encontró con el balón y metió un buen zurdazo que batió a Songo"o. Las consecuencias del gol se apreciaron inmediatamente. Irureta sustituyó a Naybet, de quien se habla como madridista para la próxima temporada, por Ramis. Central por central. Y eso que el Deportivo perdía y necesitaba gente en el medio campo para ayudar a Mauro Silva, muy decaído físicamente. Pero a Irureta le pudo más la irritación, o eso pareció, que los problemas tácticos que se veían en su equipo.

Con la victoria asegurada, el Madrid se dio a la siesta. Toshack dispuso del tiempo para hacer cambios y despedidas. A Mijatovic le retiró prontísimo, ante la sorpresa del delantero yugoslavo. Los tumultuosos abrazos de los jugadores con su compañero sólo sirvieron para ratificar el final de Mijatovic en el Madrid. Así lo entendió la gente, que le ovacionó. Al fin y al cabo se trataba del jugador que marcó el tanto que dio la séptima Copa de Europa. No es algo para olvidar. A Panucci, que merecía menos entusiasmo del personal, le retiró en el minuto 80, también entre ovaciones. Debe de ser porque la gente es muy sentimental.

Mientras la coreografía demandaba despedidas y aplausos, se desarrollaba un partido flojito que Morientes terminó de resolver con otro remate inteligente en el área: levantó la pelota con la zurda sobre el portero. Claro que Songo"o colaboró con entusiasmo. Se acostó en su salida y dejó la portería libre para el delantero madridista, cuyo prestigio ha crecido considerablemente a lo largo de la temporada. Digamos que en Raúl y Morientes, en el producto nacional, el Madrid ha encontrado a los únicos jugadores capaces de negarse a aceptar la mediocre línea general.

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