El día después
Sin perjuicio de la reacción oficial de la actual cúpula dirigente del socialismo valenciano, cuyo análisis de los resultados obtenidos en la triple confrontación electoral llega inevitablemente a conocimiento de sus electores mediatizado por los resúmenes de prensa, parece apropiado y saludable abrir la puerta a cuantas iniciativas surjan desde las bases del partido con el propósito de esclarecer una vez más el misterio de la amarga realidad convertida en dulce derrota. Y como hemos quedado en que los partidos son de los ciudadanos y no de sus militantes, bueno será que estas reflexiones las hagamos coram pópulo, o, dicho en romance, ante el pueblo llano que acostumbra a informarse por los medios de comunicación a su alcance. Un obligado ejercicio de ordenación de ideas nos lleva a plantear las siguientes cuestiones desde la perspectiva del PSPV-PSOE: 1. Valoración de su resultado final; 2. Factores que han incidido en dicho resultado y 3. Estrategia y medidas cuya implementación reclama la urgencia de las próximas convocatorias electorales. Valoración de resultados. En cuanto al primer punto, es hora de cambiar la valoración subjetiva (el resultado ha sido bueno, regular o malo) por la objetiva (número de votos, porcentaje de participación y de apoyos a las candidaturas, medición de la distancia con la lista ganadora), con el fin de que todos nos entendamos mejor y de paso evitemos caer en la trampa de sacralizar el número de cargos institucionales conseguidos, por encima de las anteriores consideraciones, obviando que lo realmente preocupante debería ser el dato de la abstención de miles de ciudadanos valencianos que no han encontrado un solo motivo para votar en clave socialista. Decimos valencianos y decimos bien, porque todas las reflexiones han de ceñirse a los resultados de la triple confrontación electoral en el ámbito de nuestra comunidad autónoma. Cualquier intento de parasitismo con respecto a los resultados obtenidos por otras federaciones del PSOE no lograría quitarnos el bochorno de ocupar un lugar ex aequo en el pelotón de cola con la hermana Región de Murcia. Por tanto, si hemos de concluir esta primera valoración objetiva de los resultados obtenidos, la resumiremos diciendo que han sido regresivos (se incrementa la distancia con el PP hasta 14 puntos), decepcionantes en las elecciones al Parlamento Europeo con relación a los votos conseguidos por Rosa Díez en la mayoría de las demás comunidades y preocupantes si los confrontamos con la tendencia alcista del PSOE que se detecta en otros lugares y colectivos ciudadanos. En tales condiciones, la interpretación que nos daría el horóscopo chino es que el PSPV-PSOE no está sumido en el año de la tortuga, sino en el año del cangrejo. Repaso de las causas. No es tarea fácil comprimir en pocas líneas las causas que se han conjuntado para producir los resultados ya definidos. Huyamos, en primer lugar de la fácil tentación de aplicar la doctrina Anguita para culpabilizar a los electores por su ignorancia política y perverso goce de los señuelos que exhibe la derecha mediante el uso abusivo de todas las teles-tontas manejadas con total ausencia de escrúpulos. También hemos de rechazar la acusación de error en la designación de nuestros candidatos/as, a quienes obligado resulta agradecer su activa participación en la campaña electoral con la ilusión de obtener los mejores resultados. Por el contrario, a la vista está, como causa desencadenante de los malos resultados obtenidos, la desaparición de la figura del líder de los socialistas valencianos, con la simbólica pérdida de referencia tan necesaria en los actos electorales, que se hizo más llamativa por la traumática dimisión de un candidato a las elecciones autonómicas concebido tras una complicada operación in vitro y a marchas forzadas sustituido por otro candidato perdedor de las primarias internas en el partido. Pero a ésta es necesario unir otras concausas que contribuyeron a ese mismo resultado: la tardanza en aprobar y distribuir el programa electoral una vez comenzada la campaña, con lo que ha de presumirse que su nivel de conocimiento fue inapreciable, inmaduro (ej. Pág. 33: "Promoveremos un acuerdo institucional entre el Gobierno autonómico y las entidades locales que regule y coordine las tareas y funciones de cada uno... Dicho acuerdo definirá, de mutuo acuerdo, tanto los servicios que se prestan a cada nivel de gobierno, como los mecanismos de financiación necesarios para que ello sea posible") e incompleto (no hay la menor referencia a la Administración de Justicia como servicio público y sus problemas; ni se alude a la permanente tensión derivada del binomio libertad-seguridad; se despacha en la pag. 34 la solución a los crecientes problemas incubados por la inmigración y la convivencia multiétnica con este sorprendente párrafo: "La Comunidad Valenciana es una de las principales puertas de entrada a Europa por la inmigración procedente del norte de África. Además, tenemos importantes asentamientos gitanos... todo ello determina la necesidad de acciones específicas nuevas para que el principio de igualdad no sea algo extraño a nuestra convivencia cotidiana con ellos") y, por último, el escaso apoyo, pocas veces percibido como existente, de colectivos sociales, culturales y artísticos, laborales, estudiantiles, etcétera, ninguno de los cuales podía sentirse redimido en sus ansias de mejora con la aburrida lectura de un programa en exceso teórico y falto de soluciones concretas. Lo de menos, un Congreso. Convengamos en el siguiente diagnóstico: si los viejos dirigentes del PSPV-PSOE, que lo sacaron de la clandestinidad, organizaron su militancia y lo llevaron al triunfo en no pocas contiendas electorales, no son capaces de mantenerlo unido, será la propia militancia la que les quitará todo protagonismo en el futuro y dará paso a un nuevo liderazgo de carácter rupturista con el pasado. Por tanto, la cuestión capital no es decidir si ha de convocarse cuanto antes un congreso extraordinario, o demorar su celebración tras las próximas elecciones generales, porque los congresos, por sí mismos, sólo resuelven a duras penas el reparto de poder, pero pocas veces -por no decir ninguna- cierran problemas de cohabitación entre familias políticas, que requieren para su definitiva solución otros foros muchos más reducidos a intensos y, sobre todo, grandes dosis de inteligencia y generosidad a partes iguales. Lo prioritario, lo urgente e ineludible es que Lerma, Ciscar y Asunción se sienten a dialogar y no se levanten hasta haber cerrado un acuerdo de triunviros. Si hasta ahora, entre congreso y congreso, cada uno de los tres se dedicaba a recomponer sus huestes y diseñar estrategias para mejorar su posición para la siguiente batalla interna, han de saber que ha pasado la hora de tan estéril actividad y llegó la de la tricefalia para cualquier decisión que afecte al partido y su futuro en la Comunidad Valenciana. Si no se entiende así y alguno de los tres prefiere jugar su propia suerte, sepa que habrá de contar con uno menos y no dude que me seguirán muchos desencantados más, porque yo, señores -como dijo el opositor del chiste- "me vuelvo a Manzanares".
Francisco Granados Calero es abogado.
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