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Arafat pide que los palestinos no trabajen en los asentamientos

La decisión dejará sin mano de obra barata a 163.000 colonos de Cisjordania y Gaza

El presidente Yasir Arafat pidió ayer a los palestinos que dejen de trabajar en las colonias judías de Cisjordania y Gaza. La Autoridad Palestina (AP) trata con esta medida de frenar la ampliación y potenciación de los asentamientos, que ha venido siendo impulsada de manera salvaje durante las últimas semanas, con el apoyo del primer ministro saliente, el conservador Benjamín Netanyahu.

Netanyahu intenta compensar al movimiento colono por las restricciones y trabas que se le avecinan en el nuevo Gobierno laborista de Ehud Barak. El gobierno de Arafat efectuó el llamamiento a los obreros palestinos desde la sede del ejecutivo de Ramalha, en Cisjordania, a través de un breve y escueto comunicado en el que exhorta con firmeza a sus ciudadanos a "dejar de trabajar en los asentamientos israelíes, ya que la colonización amenaza nuestra identidad nacional".

La proclama, sin precedentes en la de reciente historia de la Autonomia Palestina, se convertirá sin duda en las próximas horas en una "prohibición" y dejará de un plumazo sin empleo a más de 8.000 trabajadores, que desde hace años venían siendo contratados en los asentamientos israelíes para efectuar las labores más duras y peor remuneradas. En la mayoría de las ocasiones éstos eran eempleados como peones agrícolas, pero en otros casos, inexplicablemente, como obreros para la construcción o ampliación de los propios asentamientos.

La decisión de la AP corrobora la actitud de la policía de Gaza, que en los últimos días había impedido a los obreros de la región acudir a las colonias de Netzarim y Morag, situadas en el centro y en el sur de la Banda, y consideradas como las más importantes de la zona, alegando razones de "patriotismo" y de "orgullo nacional".

El llamamiento de Arafat dejará sin mano de obra barata a los más de 163.000 colonos judíos existentes en la zona -158.000 en Cisjordania y 5.000 en Gaza-,que se encuentran repartidos en 194 asentamientos, de los que un 90% aproximadamente se encuentra en la zona de Cisjordania y el 10% restante en la Banda de Gaza. Pero la solución para estos colonos está al alcance de la mano y es fácil, ya que Israel cuenta desde la Guerra del Golfo con un "banco"laboral -cerca de 100.000 personas- nutrido esencialmente por obreros dóciles, baratos y no judíos, traídos esencialmente de Rumania, Filipinas y Tailandia.

Los patronos israelíes han venido ensayando con éxito en los últimos años la sustitución de los obreros palestinos por trabajadores extranjeros. Esta operación, que se inició en 1991, cuando Yasir Arafat apoyó la posición del lider iraquí Sadam Hussein, se aceleró en los años siguientes, especialmente en 1995, cuando Israel se vió sacudida por una serie de atentados,atribuidos a los militantes fundamentalistas de Hamas.

En vísperas de la Guerra del Golfo trabajaban en Israel entre 110.000 y 120.000 obreros palestinos, algo más de un tercio del censo laboral árabe registrado por el Banco Mundial en la zona. En 1995 la cifra descendió a poco menos de 30.000, para colocarse actualmente en 55.000, de los que 8.000 lo hacen en los asentamientos.

La decisión de Yasir Arafat es arriesgada Ldesde el punto de vista económico, ya que agravará la situación del desempleo en los territorios, donde según datos oficiales, excesivamente optimistas, el porcentaje de parados es de un 29,4% y el de subempleo, el 12,3 %. La situación será especialmente perjudicial para la Banda de Gaza, donde se calcula que el 70% de los trabajadores lo hacen por cuenta de patronos israelíes.

Las autoridades palestinas han venido aplicando una política singular de empleo para tratar de paliar el paro, consistente en ampliar las nóminas de la Administración, especialmente en los servicios de Seguridad, constituyendo así un ejército de 80.000 funcionarios, de los que la mitad son policías.

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