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ELECCIONES 13-J

El fracaso electoral abre un agujero financiero en Izquierda Unida

La pérdida de concejales, de diputados e, incluso, de votos, no es lo más grave -con serlo- para Izquierda Unida. Siempre hay algo peor. El desastre, según admiten en fuentes de la propia organización, no será sólo electoral sino también económico. La coalición ingresará en torno a los 760 millones de pesetas menos de ayudas institucionales que en las municipales y autonómicas de 1995. La crisis financiera, reconocen en la coalición, obligará a hacer un ajuste de plantilla. Para hacer frente a la devolución de los créditos bancarios, la dirección estudia pedir al Ayuntamiento de Madrid que les ceda definitivamente el suelo donde tiene IU su sede -en una de las zonas más caras de la capital- con el fin de poder hipotecar la finca.

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El edificio era del PCE y está construido sobre suelo municipal cedido temporalmente. El PCE se lo vendió a IU, en una operación cuando menos discutible, ya que en estos casos está prohibida la venta, el alquiler o cualquier otro uso distinto al que motivó la cesión. Sin embargo, la Comisión de Urbanismo del consitorio, presidido por el alcalde José María Álvarez del Manzano, lo aprobó en su día.

Menos dinero de Europa

Comparadas con las anteriores elecciones, IU dejará de ingresar más de 760 millones de pesetas. De ellos, 473 millones corresponden a los comicios europeos, donde ha pasado de nueve parlamentarios a 4 -bien es verdad que tres ya se habían ido en la escisión de Nueva Izquierda-. El hecho de no haber llegado al 6% del total de electores penaliza las ayudas a su mailing que pasa de 13 a tres pesetas por envío. También pierde tres millones por escaño no logrado y 100 pesetas por voto. En el caso de las municipales, IU ha pasado de 3.493 concejales a 2.297. Teniendo en cuenta que por edil se reciben 32.650 pesetas, la cantidad dejada de ingresar suma, sólo por este concepto, cerca de 40 millones de pesetas. La pérdida en votos -1.204.153 a 65 pesetas por voto- le supondrán más de 78 millones de pesetas que no entrarán en las arcas de la organización. IU ha perdido, además, presencia en los ayuntamientos de 64 ciudades de más de 10.000 habitantes; de ellas, 11 capitales de provincia. En este caso no cobrará nada por voto al no haber obtenido representación. Sumado a las ayudas al mailing que tampoco percibirá, el total dejado de ingresar, siempre comparado con las anteriores elecciones, sumará en el ámbito municipal 195 millones.

En las autonómicas IU perderá unos cien millones de pesetas. En algunas comunidades, como Cantabria y Castilla-La Mancha ha perdido toda representación, con lo que no tiene opción a recibir las ayudas electorales. En otras -Aragón, Castilla y León o La Rioja- no puede formar grupo parlamentario y habrá de integrarse en el grupo mixto, lo que se traducirá en un descenso significativo de dinero público. Una parte importante de la financiación de IU le viene a través del conocido como impuesto revolucionario, que no es otra cosa que lo que cada cargo público aporta de su sueldo oficial a la organización. A ello hay que añadir que, aunque no esté clara su legalidad, otra parte de los fondos que perciben los grupos municipales o autonómicos o los mismos parlamentarios europeos para su funcionamiento se desvía hacia las arcas de la coalición. Como ejemplo de las proporciones del desastre, algunas fuentes señalan que un eurodiputado deja en torno a un millón de pesetas mensuales a la organización. La deuda de IU es uno de los secretos mejor guardados. No se sabe a cuánto ascienden los créditos. Se sabe que Caja Madrid concedió un préstamo de 350 millones para la campaña por la semana laboral de 35 horas. Y se sabe que el presupuesto electoral era de 1.500 millones. Y se sabe, eso sí, que IU no tenía fondos propios para hacer frente a los gastos de la campaña.

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