"La gente pide otro tipo de política, más abierta y con propuestas innovadoras"
Ya más tranquilo, pasada la euforia de la noche electoral del domingo -que dice que no le dejó dormir porque cosas así en la vida sólo pasan una o dos veces-, y agotado por el ritmo de las dos últimas semanas, Joan Clos, reelegido alcalde de Barcelona, calificaba ayer el triunfo cosechado como algo "fantástico y espectacular". También subrayaba que el fracaso de la lista de su más directo contrincante, el convergente Joaquim Molins, había sido "muy fuerte, pero muy fuerte". El recién estrenado alcalde ya ha encontrado un hueco para reflexionar sobre lo ocurrido. Pregunta. El PSC obtiene cuatro regidores más y roza la mayoría absoluta, mientras que CiU pierde tres, quedándose con 10. ¿Qué ha pasado? Respuesta. Es algo que se ha producido en Barcelona, pero no sólo en la capital, también en otros municipios de todas las provincias catalanas. Por lo tanto, es un movimiento generalizado. Hay que hacer un análisis detallado de lo ocurrido. Pero creo que, en el fondo, el mensaje de la gente es que pide otro tipo de política más abierta; con propuestas nuevas, innovadoras, de cohesión, de solidaridad, propuestas y posiciones abiertas, no dogmáticas. En el caso concreto de Barcelona, está claro que hay un reconocimiento al trabajo realizado. P. Entonces, ¿los malos resultados de CiU en Barcelona son consecuencia de que no han ofrecido propuestas nuevas, un modelo de política más abierto? R. No han sabido definir ni presentar un modelo de ciudad. También creo que tienen un problema para entender lo que es la ciudad metropolitana. Y es algo tan sencillo como ver la realidad de Barcelona. Parece que sufren ceguera para interpretar la realidad, que es una evidencia tan extraordinaria, tan clara. Pero no seré yo quien les enseñe el camino. P. A lo largo de la campaña, sus socios de gobierno (IC-V y el PI) han insistido en las críticas a la Generalitat por no apoyar a Barcelona, por escamotear esfuerzos para reforzar la ciudad. ¿Esos argumentos han podido calar en el electorado para castigar a CiU? R. No lo sé. Tal vez sea un segundo factor. Pero lo que es cierto es que el peso de la Administración local desde 1975 no ha cambiado y eso no es bueno. Lo deberíamos modificar. En una democracia moderna, occidental y descentralizada como la nuestra -y esto va tanto para el Estado como para la Generalitat- hay una falta de confianza en la capacidad de acción de la Administración local. Un cierto alejamiento, como si se considerase que es una Administración residual. Y eso no favorece ni a los ayuntamientos ni al servicio público. Aquí tenemos un camino muy largo que recorrer. P. ¿Por dónde empezaría? R. Enseñanza, vivienda, política de medio ambiente y de empleo. En estas cuatro se podría pasar del actual 15% de gestión del gasto público por parte de los ayuntamientos al 30%. En el caso de Barcelona, hemos encontrado una vía, la Carta Municipal, una escapatoria para aumentar la decisión y gestión municipal. P. La Carta Municipal ya está aprobada, pero ¿cuándo empezará a notarse, porque los consorcios paritarios entre Ayuntamiento y Generalitat siguen estando sólo sobre el papel? R. Inmediatamente, antes de las vacaciones de verano, debe constituirse la comisión de Urbanismo y cuatro consorcios. P. Veinte regidores dan para gobernar con tranquilidad. En la noche del domingo, ya avanzó que le gustaría repetir la experiencia de un gobierno compartido con Iniciativa per Catalunya-Verds -con dos concejales- y Esquerra Republicana -que obtuvo tres-. ¿Cómo lo ve al día siguiente? R. Exactamente igual. En la noche del domingo lo dije conscientemente. Creo que la fórmula del pacto de progreso ha dado buen resultado y ha determinado que Barcelona esté donde está ahora. En Barcelona -en el Ayuntamiento- somos así, buscamos siempre que podemos la suma, un esfuerzo adicional. Es bueno y positivo, forma parte de una tradición y me gustaría preservarla. Es una ciudad que busca la complicidad y suma esfuerzos. También me gustaría repetir el estilo del consistorio en los proyectos de largo plazo, como la Carta Municipal, el Fòrum 2004 y el proceso de descentralización del Ayuntamiento. P. ¿Ya tiene pensada la distribución de áreas? R. No. Primero nos tenemos que poner de acuerdo sobre el programa municipal y también sobre otros temas más globales. Pero me gustaría hacerlo en ambos casos, en los asuntos propios del gobierno municipal y en las cuestiones más amplias. P. En la noche del domingo, Pasqual Maragall fue recibido al grito de "president, president". ¿Cree que el resultado de las municipales se traducirá en un cambio de color en la Generalitat? R. El resultado, en general en Cataluña, fue muy positivo, muy positivo. Pero sería un error interpretarlo como un preludio. Se debe separar; las elecciones se convocan para lo que se convocan. Pero sí que habrá que analizar con detenimiento el movimiento que se está produciendo. Por lo tanto, hemos de ser cautelosos, tomar nota y actuar. P. De los 10 distritos de Barcelona, el PSC ha ganado en nueve -menos en Sarrià-, imponiéndose en distritos hasta ahora convergentes, como la Eixample y Les Corts. ¿A qué se debe? R. Es un excelente resultado. Extraordinario. Aquí ha tenido que ver mucho el trabajo realizado en los últimos años. Tal vez no han sido los proyectos más vistosos, como las grandes obras, pero han sido multitud de actuaciones pequeñas que han reforzado más la calidad urbana cercana a los domicilios donde vive la gente. Y eso, en este mandato, se ha plasmado en duplicar los fondos para los distritos y ha dado un amplio margen de maniobra a los consejos de distrito para escoger y promover esas actuaciones. Eso ha ido muy bien. Yo creo que hay muy pocas ciudades europeas que puedan presentar el palmarés de Barcelona en la recuperación del espacio público. P. ¿Por qué se defiende ese modelo? R. Es una apuesta política. Eso sí que es política: mantener como opción de una ciudad una calidad extra en el espacio público. Se trata de un modelo de ciudad. Nosotros lo hemos decidido, nos ha costado mucho, pero creemos que el resultado es una ciudad más justa, más equilibrada. Más próspera, en definitiva. Y en este punto sí que me siento actor de Barcelona. De una ciudad que cuida todos sus rincones. Y seguiremos en la misma dirección en este mandato. P. Además de la calidad de vida, ¿cómo defenderá el desarrollo de las grandes infraestructuras para Barcelona? R. Nosotros necesitamos estar conectados con nuestro entorno más inmediato. Necesitamos vuelos sin escalas y el tren de alta velocidad. Y más cosas para ser una ciudad de primera línea y capital de Cataluña. P. Después de oír críticas de que no tenía madera de político, de que sólo era un gestor y, además, nombrado, no elegido, ¿el triunfo del domingo tiene un valor añadido? R. [Risas]. El triunfo sienta muy bien, muy bien. De alguna manera, ha confirmado lo que yo siempre he creído: que la gente entendía mi trabajo. Y eso es muy agradable y positivo. P. ¿El Joan Clos de este mandato será más político? R. Sí, claro. Es lógico, entramos en una nueva fase, con una nueva mayoría en el Ayuntamiento. Me tendré que explicar de nuevo, con fuerza y claridad. P. ¿Se ve despachando con Pasqual Maragall en el Palau de la Generalitat? R. Eso depende de los electores. Pero parece que, desde el domingo pasado, vamos por el buen camino, aunque tenemos que trabajar mucho.
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