La ONU
Cuando el presidente Clinton o su ministra de Asuntos Globales le sugirió al general Clark que le sugiriera a Solana que a su vez sugiriera a Clark que dejara de machacar Yugoslavia en cuanto empezaran a retirarse las tropas serbias, la ONU salió de su escondite y dio el visto bueno a todo, absolutamente todo lo sucedido. Incluso daba el visto bueno a la no función de la ONU en este embrollo, al papel de la OTAN como el verdadero agente 007 del relativamente nuevo orden internacional. Paralizadas por sus necesidades económicas China y Rusia, intentan ahora salvar la cara mediante actos de protesta, testimonial el de China, algo más arriesgado el de Rusia. Sólo puede hacer stop con una mano y abrir la otra, a ver qué cae. Kofi Annan puede sonar a partir de ahora tanto como Solana. Los dos representan la insoportable levedad del político capaz de tragarse lo que sea con tal de estar a la altura de su circunstancia y escalafón imperial, y los dos alivian a todos los implicados en esta farsa humanitaria porque son los que dan la cara. Porque los jefes de gobierno y estado implicados en esta farsa de guerra humanitaria se han reservado la cara, salvo Clinton, que es el único de todos ellos responsable de sus misiles, y salvo Aznar, que mata menos pero habla mucho. No comprendo las reticencias que incluso desde las filas aliadas se emplean contra EE UU, como si fuera el Calígula que les ha forzado a tan bestial conflicto. ¿Qué hizo el Senado de Roma cuando Calígula nombró procónsul a su caballo? Lo aceptó como procónsul. Igual han hecho los líderes europeos, euroizquierda incluida, pero el Imperio no ha necesitado jugar a lo que en Cataluña se llama la puta i la Ramoneta, puta de noche y Ramoneta de día. Ahora le toca a Kofi Annan, tan encantador como Solana, nombrado secretario general de la ONU para convertirla en la Virgen María del Imperio. María Mediadora de todas las gracias.
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