_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cita con las urnas J. J. PÉREZ BENLLOCH

Alas 21 horas de hoy el planeta Urano se habrá alineado con el sol y la luna propiciando así sucesos imprevistos, al decir de los astrólogos. En una jornada como la de hoy lo único imprevisto en el País Valenciano es que el PP pierda las elecciones e, incluso, que no alcance la mayoría absoluta que le anticipan los demóscopos que han escudriñado la opinión pública a lo largo de muchos meses. Sin embargo, bien está que los magos deslicen esta leve dosis de incertidumbre en unos comicios con desenlace predeterminado por el ineluctable ciclo político que en estos momentos -ay!, años- otorga primacía a la derecha, por más que las piruetas astronómicas sugieran novedades prodigiosas o imposibles, pues a las nueve de la noche ya se habrán avanzado los resultados con el consiguiente redoble mediático de campanas. Urano llegará tarde a la cita. Sin embargo, por más que todo el pescado esté vendido ningún ciudadano debe sentirse eximido de concurrir a las urnas. Es un deber cívico que hemos de cumplir, con gozo o sin él, incluso tapándonos la nariz si siglas o líderes de nuestra camada no merecen tal deferencia. Como mínimo hay que reconocerles a todos ellos el ímprobo esfuerzo que han desplegado para airear el surtido de sus propuestas, a menudo contradictorias o ingenuas, casi siempre vagas, pero expuestas con la contundencia y euforia de quien se ha metido un pico en la vena. Qué menos que echarles un voto en el platillo después de tan tenaz ejercicio mendicante. Una vez hayamos cumplido en parroquia, además, estaremos legitimados para ponerlos a parir coadyuvando a la ilusión de que está en sus manos solucionar los principales de nuestros problemas. Votemos pues y no malversemos este adarme de soberanía que se nos otorga de tarde en tarde. A los feligreses del PP, tan movilizados, ha de resultarles irrelevante esta admonición. Aunque abstencionistas por tradición, las clientelas conservadoras han sido bien aleccionadas en esta ocasión por su líder el presidente en funciones y los portavoces oficiales para que resistan la tentación de huir al campo o playa. El llenazo de la plaza de toros no es asunto baladí y, a mayor abundamiento, se saben en trance y se sienten hegemónicos, tanto más ahora cuando se aprestan a ensanchar sus parcelas de poder autonómico a costa de los damnificados de UV, que se las ven y desean para seguir manteniendo un pie en las Cortes, al decir de los sondeos. La presidencia de la cámara y el chollo de las dos consejerías ya pueden darlo perdido a tenor del acoso que han padecido durante la campaña por parte del PP. En esta oportunidad no hay pollo a repartir, y no por los piensos belgas. Y de la izquierda, ¿qué decir que no parezca mortificante? Corren tiempos aciagos para una izquierda que se ha quedado sin banderas y que ni siquiera ha sabido ironizar sobre los vates ideológicos en alza, los Tony Blair y Anthony Giddens de La Tercera Vía, apropiados hábilmente por la derecha. Sosos y repetitivos, los candidatos progres es difícil que arrastren un voto más de los que tienen cautivos y desarmados, pero éstos no han de faltarles, aunque sólo sirvan de abono para la futura reencarnación, que todo se andará. Sin embargo, entre ese páramo de tristezas hay un par de novedades notables que merecen la atención de los rojos y rosados indecisos o desencantados. Me refiero a Ana Noguera, las aspirante socialista a la alcaldía de Valencia. Cierto es que no está madura todavía para lucir un traje rojo con el garbo de la alcaldesa Rita Barberá, ni para ganarle la partida, pero hay que ser muy obtuso para no reconocer que la candidata del PSPV ha cuajado políticamente, ahormando un discurso coherente y hasta innovador sobre la ciudad. Ha sumado temple y agudeza a su vocación, lo que garantiza una legislatura municipal con oposición. Otorgarle el voto es una prueba de realismo y una apuesta sensata de futuro. Por último, el Bloc-Els Verds es el valor en alza tapado por las encuestas. La opción decisiva, como se intitulan, es asimismo la fuerza con ambición innovadora y es hora de que le demos esa oportunidad. Savia nueva y sin hipotecas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_