Alicante: el voto más disputado
Los partidos políticos mayoritarios, PP y PSPV, han hecho de los resultados de Alicante, en estos comicios, un asunto muy particular. Tanto en la precampaña como en la recta final de la contienda, unos y otros han desplegado una intensa actividad electoral en todas las cabeceras de comarca, donde han recalado primeras espadas para arañar el mayor número posible de votos. Es en esta circunscripción donde los diferentes sondeos anuncian ajustados resultados, con un estancamiento o incluso descenso del soporte popular y una mejoría de las opciones de izquierda, que ya se detectó en la última confrontación electoral, en 1996, que registró un empate técnico entre el PP y el PSPV en su representación en las Cortes Generales, con cinco diputados cada uno. El resultado de Alicante es más incierto que en ninguna otra parte, y no parece descabellada la posibilidad de que el PP pierda su actual mayoría en la capital, ni que los actuales alcaldes de Elche, Elda y Alcoy mejoren resultados. Eso llevaría a un posible cambio de color en el gobierno de la Diputación. Una traslación de ese escenario a las papeletas autonómicas supondría, incluso, que esta provincia no aporte al PP regional los diputados que necesita Zaplana (un mínimo de 15 de los 30 escaños en liza) para alcanzar la perseguida mayoría absoluta y gobernar en solitario. No es de extrañar, pues, que la movilización de los respectivos aparatos de partido en apoyo de sus candidatos locales y autonómicos haya sido general. El desembarco, sobre todo en los dos últimos días, es total, y tanto Eduardo Zaplana como Antoni Asunción cerrarán hoy campaña en Alicante. "Sprint" final La cerrada igualdad en cuanto a intención de voto de los alicantinos ha forzado a los estrategas conservadores y socialistas a modificar sus campañas. Los primeros para intentar cerrar una seria vía de agua que podría tambalear su ambición de gobernar las principales instituciones de la Comunidad con cómodas mayorías. Los segundos porque atisban que el sur puede suponer un punto de inflexión en su recuperación electoral, y un nada desdeñable trampolín para la reconquista del poder político valenciano. Los escenarios políticos alicantinos han sido testigos privilegiados de esta peculiar batalla por el voto. El PP, aparte de pasear hasta la saciedad la figura de su candidato autonómico por todos lo rincones de la provincia, ha movilizado a algunos de sus más representativos líderes nacionales, encabezados por el propio presidente del Gobierno, José María Aznar, que ayer inauguró la Euroagencia junto al ministro portavoz, Josep Piqué. Días antes, la ciudad ha recibido a la esposa del presidente, Ana Botella; al vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, y al presidente del Congreso, Federico Trillo. Alicante y Benidorm (en este último caso con actuación de Manolo Escobar incluida) son las plazas elegidas por Eduardo Zaplana para cerrar la campaña esta noche. El PSPV no le ha ido a la zaga. El goteo de ex ministros socialistas ha sido constante, léase los casos de Juan Manuel Eguiagaray, Pedro Solbes, Joan Lerma y Carmen Alborch. A ellos se sumó días atrás la esposa de Felipe González, Carmen Romero. La traca final en las filas socialistas se producirá hoy, con la presencia del secretario general del PSOE, Joaquín Almunia; la candidata al Parlamento Europeo, Rosa Díez, y el propio Antoni Asunción, que mitinearán hasta la medianoche en el pabellón deportivo de Alicante, compartiendo escenario con el grupo Mediterráneo. La pugna entre socialistas y populares por decantar a su favor el voto de los alicantinos indecisos ha comportado singulares estrategias de mercadotecnia electoral. Cuando el PP, que hasta hace unos meses estaba convencido de la reválida de Luis Díaz Alperi al frente del Ayuntamiento de la capital, detectó un cierto rechazo de los vecinos hacia el candidato, incluido el potencial votante popular, decidió ocultarlo y solaparlo bajo la alargada sombra de Eduardo Zaplana, que ya en 1995 superó en miles de votos al munícipe. No obstante, el todavía alcalde, alertado por un discreto pero a lo que se ve eficaz crecimiento de la figura de su principal oponente, el socialista José Antonio Pina, y para frenar la lluvia de críticas periodísticas por haber asumido una posición de segundo plano, ha optado en los últimos días por salir al ruedo político y plantear batalla en primera persona para intentar conquistar el voto más disputado.
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