Sobreviviendo a su estela

Por encima de su propia imagen y de lo que ella significa como artista. Tras un montón de años en el negocio de la música y de la agitación cultural en general, Olvido Gara ha logrado que su discurso sobrevuele la imagen que aparentemente lo mantiene. Es Alaska, estudiante de historia a los 35 años, consumidora profunda de lo que parece trivial, reflexiva amante de las lentejuelas y del colorín, atenta observadora de las convulsiones provocadas por la música electrónica, contertulia incisiva con opiniones que mueven a la reflexión y artista que un día se apartó de los focos para defender la vía musical en la que creía. Mató a Alaska y Dinarama para gestar Fangoria, un dúo que mantiene con el no menos perspicaz y ácido Nacho Canut, otro de los pocos que sobrevivió a la sobredosis de éxito de la movida madrileña. Juntos acaban de editar Una temporada en el infierno, un disco tan modesto como brillante en el que reivindican el tecno sin h, el pop apoyado en la electrónica, las canciones con letra e historia. Esta noche lo presentan en la sala Bikini de Barcelona (a las 21.30 horas), en el marco de una fiesta organizada por la revista Punto H, publicación que abona la ambigüedad porque ésta es fruto de las mentes desprejuiciadas. Hay pocos iconos en nuestro pop que puedan sobrevivir a su propia estela. Olvido Gara es uno de ellos. Nacho Canut otro, y juntos se llaman Fangoria. Los oídos despiertos les deben atención.-