"CiU se envuelve aquí con "senyera" y en Madrid pacta contra los intereses catalanes"
Pilar Rahola (Barcelona 1958), la carta que en 1995 ayudó a Esquerra Republicana (ERC) a entrar en el Ayuntamiento de Barcelona, afronta los comicios como candidata del Partit per la Independència (PI), formación escindida de ERC, y luchando contra las encuestas que le niegan representación. Pregunta. Una campaña muy plana. Respuesta. La mayor parte de los perfiles de los candidatos son poco estridentes y es una campaña en la que no hay debate sobre la ciudad porque Joaquim Molins y Santiago Fisas no tienen ni idea de lo que es Barcelona. P. ¿No teme que, tras la escisión del PI, haya división de voto con ERC? R. No, porque ya no la hubo en 1995. ¿Cuántos votos venían entonces de una siglas y cuántos de una personalidad política? Los partidos son importantes, y creo en ellos como parte fundamental del sistema democrático, pero en unas municipales, por encima de todo, lo que pesa es la política encarnada en personas. Donde sí habrá enfrentamiento con ERC será en las autonómicas. P. ¿Eso quiere decir que tiene un caudal propio de votos? R. Es indiscutible. Lo dicen las mismas encuestas del Ayuntamiento. P. En 1995 dijo que haría todo lo posible para que el PP no entrara en el Ayuntamiento. R. Y con ello impedí que el PP gobernara en Barcelona. En la noche del 27 de mayo de aquel año, cuando los datos decían que yo entraba, era alcalde Maragall, cuando no, el alcalde era Roca. Haber impedido el acceso del PP forma parte de aquellas cosas que, cuando sea mayor, me hará ilusión recordar. Porque, ¡caramba!, el PP es el enemigo no sólo por su anticatalanismo, que para mí ya sería importante, sino por una cuestión de valores democráticos. El PP protagoniza un cambio de régimen, erosiona a la sociedad potenciando un tipo de valores que hace que este partido me parezca más peligroso por dudosamente antidemócrata que por anticatalán. Han convertido las Cortes en un paisaje donde no hay debate y gobierna a golpe de decreto ley. P. Con la ayuda de CiU, entre otras formaciones. R. Los convergentes son responsables de muchas cosas. ¿Cómo puede Molins, el consejero de Obras Públicas que cargó de impuestos el recibo del agua, que en Madrid pacta y vota unos presupuestos que lesionan los intereses de Barcelona, querer ser alcalde de esta ciudad? En los últimos presupuestos del Estado, que algunos votamos en contra, de cada 100 pesetas del Ministerio de Fomento, 51 van a Madrid y 9 a Barcelona. Esto lo votó Molins. Últimamente, las grandes infraestructuras de Barcelona quedan relegadas gracias al PP y a la ayuda de un partido que aquí se envuelve en la senyera y en Madrid pacta contra los intereses catalanes. ¿No podía jugar fuerte por Barcelona Molins? ¿O es que no han creído nunca en ella? No creen en Barcelona porque no la gobiernan. P. Con este discurso, de salir elegida, pone claras las condiciones para pactar. R. Aquí hay tres partidos que hemos dejado claro que queremos gobernar juntos: PCS, IC y PI. ¿Por qué? Porque Barcelona siempre ha preferido un gobierno de izquierda. Porque es bueno que el progresismo sea multicolor. Es importante en una ciudad que el modelo sea progresista para evitar, por ejemplo, la especulación. Es necesario tener mala conciencia de izquierdas. La derecha no tiene mala conciencia. ¿Alguien se imagina una ciudad gobernada por dos amigos de las clases poderosas de siempre que se llaman Molins y Fisas, que su escuela de aprendizaje ciudadano ha sido el tenis, el golf y el esquí? Mi escuela ciudadana fue dar clases de alfabetización en barrios marginales. El otro día, Fisas, en un gesto de inocente sinceridad, hablaba de la impresión que le había producido ver pisos con aluminosis. ¡No sabía de la existencia de pisos como aquéllos! Molins sí debe saber de aluminosis. P. De ello se deduce que nunca pactaría con el PP, pero con CiU, ¿qué pasará? R. No con Convergència, en ningún caso. No pactaremos con Molins, un representante de las clases dirigentes que lo tienen todo: el poder social, el económico y el público, que cuando en Madrid ejerce de político siempre menosprecia los intereses de Barcelona y que, además, es de dudosa catalanidad. ¿Le dará Molins lecciones a Joan Clos?, un hombre del país, que se lo ha pateado, que viene del mundo rural, de la tierra en el sentido puro, que quiere al país y que estaba cuando luchábamos por las libertades democráticas. ¿Dónde estaba Molins en aquella época? De Fisas ya ni me lo planteo. No digo que Molins no sea demócrata, sólo digo que no estuvo luchando por la democracia. P. ¿Nunca gobernaría con Molins? R. No. O gobierno con la izquierda o me voy a la oposición. Además, ya es hora de que el independentismo que represento se ubique inequívocamente a la izquierda. La derecha ha traicionado siempre los intereses de Cataluña. Miremos qué hizo Cambó. Veamos qué hace Jordi Pujol, que habla como un catalanista pero negocia a partir de intereses de clase: hace de patronal, hace de Fomento del Trabajo. P. Cambó acabó financiando a Franco. R. El gran líder catalanista traicionó los intereses de Cataluña hasta tal punto que acabó siendo un colaboracionista. Cuando en este mandato, en uno de mis gestos rebeldes, no asistí a la inauguración del monumento a Cambó, en la Via Laietana, alguien me dijo que olvidáramos el pasado. ¡No señor! ¡Barcelona no puede tener un monumento a alguien que financió bombardeos! Perder la memoria es perder la oportunidad de controlar la historia.
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