Elección

Quiero creer que el lamentable conflicto de Kosovo nos ha traído al menos un beneficio indirecto: el aumento de la duda, del afán de entender y la inquietud pensante. Salvo unos pocos necios instalados en sus satisfechas certidumbres (fieros justicieros para quienes cualquier crítica a la guerra es insensata, o supuestos pacifistas que pretenden tener la exclusiva de la ética), los demás estamos lo suficientemente confusos y acongojados como para intentar un esfuerzo de reflexión. Kosovo ha demostrado que a finales del milenio ya no valen los dogmas de grupo, siempre tan amparadores como idiotizantes. La realidad es hoy tan compleja que hay que repensarla cada día.De modo que intento repensar Kosovo, y es un trabajo amargo. Sé bien que en todo el asunto hay turbias sombras: desde la sumisión europea a EEUU hasta las graves dudas sobre las verdaderas razones del conflicto, por no mencionar la colosal torpeza en la ejecución. Pero también es cierto que las fronteras del mundo son cada vez más transparentes, y que no debemos permitir la atrocidad al atroz. Pongamos que un día vamos por la calle y vemos a un skinhead apaleando a muerte a una inmigrante negra. ¿Seguiremos nuestro camino sin mirar, o intentaremos ayudar a la mujer? Pero, si intervenimos, podemos resultar heridos; o quizá acabemos agarrando una piedra y descalabrando al agresor. Y ese matón al que hemos partido el cráneo tendrá una madre que le llorará, y tal vez hijos, y desde luego una sangre tan roja como la nuestra. Un asunto muy feo. De manera que, cuando pases junto al energúmeno y su víctima, ¿qué harás? Como yo siempre he sido bastante cobarde, a lo peor escogería la opción más fácil: seguir adelante, no ponerme en riesgo, no asumir ninguna responsabilidad, no mancharme de sangre. Ya ven, poseo el privilegio de elegir porque tengo la suerte de no ser esa negra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
El médico que le proporcionó la ketamina a Matthew Perry, sentenciado a ocho meses de arresto domiciliario
Novena de Aguinaldos 2025: origen, cómo se hace y cuándo empieza
La lista de los políticos mexicanos que han hecho pública la revocación de su visa estadounidense
Bonoloto: comprobar sorteo del martes 16 de diciembre
Lo más visto
- La UCO precipitó la detención del expresidente de la SEPI porque se percató de que lo seguían cuando iba a una cita con Leire Díez
- El rechazo de Francia y las dudas de último minuto de Italia amenazan con descarrilar la firma del acuerdo entre la UE y Mercosur
- La jueza de la dana declina citar a Sánchez porque no consta que estuviera informado “en tiempo real” por Mazón como Feijóo
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- Un tercio de las personas LGTBI+ ha sido expulsado de su casa por su orientación o identidad




























































