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Entrevista:

"La Universidad de hace 25 años aún era de corte napoleónico"

A sus 63 años, Antonio Sáenz de Miera anda inmerso en un periodo de cambios. Acaba de abandonar la dirección de su obra predilecta, la Fundación Universidad-Empresa, después de un cuarto de siglo de trabajo; en diciembre dejará el Centro de Fundaciones -cuatro lustros al frente- en manos de Ignacio Camuñas y apenas le quedan unos días de ejercicio en su faceta menos conocida, la de concejal de pueblo: él promovió aquella Agrupación Reformista de Cercedilla (Arce), que ahora gobierna en el municipio de sus amores y que no volverá a probar suerte en la ya inminente convocatoria electoral. Sáenz de Miera, autor de Mayo del 88: 20 años después o La sociedad necesaria, hace balance de sus bodas de plata en la Fundación con una especie de memoria sentimental, La fábrica del saber, al tiempo que preside la Fundación San Benito, de Iberdrola -la empresa en la que ganó sus primeras perras, allá por 1959-, y explora otras facetas que, por ahora, sólo puede confesar en voz baja. "Estoy buscando horizontes nuevos. Como dice un asturiano amigo, quiero un cambio de valle", confiesa.P. En La fábrica del saber revela que la Fundación se constituyó el mismo día y casi a la misma hora que el atentado contra Carrero Blanco.

R. Es verdad. A las 9.30 de aquel 20 de diciembre estábamos firmando la constitución de la Fundación en el despacho del ministro de Educación, Julio Rodríguez, y al poco alguien me reveló lo que sucedía. No había peor momento para emprender la andadura. Me recuerdo paseando por Hermosilla, empapado por la lluvia y preguntándome si podríamos hablar de democracia en este país... P. ¿Qué instantánea guarda para siempre en su memoria?

R. Me quedo con la presentación de un libro dedicado a don Felipe, Los estudios de un joven de hoy, en 1982. En la obra habían participado Severo Ochoa, Julián Marías y otros grandísimos autores que habían vivido el exilio, y el Rey improvisó ante su hijo uno de los discursos que más me han impresionado. "Mira a toda esta gente. España necesita la inteligencia sin exclusiones. Todos tenemos que caber aquí", vino a decirle al Príncipe.

P. Universidad y empresa, ¿se miran a la cara o de reojo?

R. Hace 25 años, directamente, no se miraban. Por entonces la Universidad tenía una concepción casi napoleónica y no se imaginaba mezclándose con la empresa. Hasta la Ley de Reforma Universitaria, los campus no entraron en la sociedad industrial.

P. ¿Qué futuro les espera a los universitarios de hoy?

R. Los jóvenes tienen más libertad, y a cambio deben afrontar más riesgos. Probablemente les espere una vida con menos trabajo rutinario y más tiempo libre. Ellos ya se han dado cuenta de que aquello de trabajar en "tu empresa de toda la vida" ya no es la norma, sino la excepción.

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