Alcorcón, ¡qué pena!

A tan sólo 12 kilómetros de Madrid se encuentra Alcorcón, la ciudad de los horrores estéticos y ambientales más repugnantes de toda Europa. Sus calles son un permanente basurero de papeles y excrementos caninos, los parques son vandálicamente arrasados al poco de su inauguración, no hay fachada que se libre del horror visual de las pintadas, todas las señales de tráfico y las farolas ofrecen un cochambroso aspecto llenas de anuncios por palabras, los árboles recién plantados están en su práctica totalidad secos y torcidos, las aceras y la pequeña zona peatonal del centro están invadidas de coches, etcétera. Es tal el relato de degradación de la calidad de vida en Alcorcón, que alguien pudiera pensar que se trata de una visión apocalíptica, que desgraciadamente es cierta. Todo lo anteriormente descrito se ha enquistado en la vida local por culpa de una corporación municipal que no hace absolutamente nada por poner fin a esta degradación urbana, y los vándalos arrasan con todo lo que encuentran a su paso sabedores de la impunidad y el libertinaje que les proteje. Es tal la ineficacia de nuestros regidores municipales, que el ciudadano contempla cómo los impuestos que paga a su Ayuntamiento no valen para nada, al ser pasto para los vandálicos actos que, si en el País Vasco tienen lugar algún que otro fin de semana, aquí se suceden las 24 horas del día y los 365 días del año.-